El ataque 51% a Monero se ha convertido en uno de los eventos más inquietantes de los últimos meses para el ecosistema cripto. La privacidad, que ha sido siempre la bandera de esta red, se ha visto amenazada por la acción coordinada de Qubic, un proyecto que ha logrado controlar la mayoría de la potencia de minado, desatando preocupación por la integridad y seguridad de la blockchain.
¿Qué es un ataque 51% y por qué es tan grave?
En términos simples, un ataque 51% ocurre cuando un único actor o grupo de mineros logra concentrar más de la mitad del poder de cómputo de una red. Esto le permite, potencialmente, reescribir la cadena de bloques, censurar transacciones, y hasta realizar dobles gastos. En el caso de Monero, que basa su propuesta de valor en transacciones privadas e imposibles de rastrear, la amenaza es doble: no solo se compromete la seguridad, sino también el anonimato.
El 12 de agosto, Sergey Ivancheglo, conocido como “Come-from-Beyond” (CFB), anunció en la red social X que Qubic había alcanzado ese control mayoritario. Poco después, Charles Guillemet, CTO de Ledger, confirmó el hecho: Qubic había logrado más del 51% de la tasa de hash de Monero.
El modus operandi de Qubic
Según Guillemet, esta toma de control ha dejado a otros mineros sin incentivos para seguir operando, ya que Qubic puede invalidar cualquier bloque competidor. Lo alarmante es que este dominio no es solo técnico, sino económico: Guillemet calculó que la operación cuesta unos 75 millones de dólares por día, aunque podría seguir siendo rentable a corto plazo.
Qubic alcanzó este punto mediante una estrategia de “pay-to-switch”, ofreciendo recompensas muy superiores a las de los pools de minería tradicionales. Mientras un minero común podía ganar alrededor de 0,64 dólares diarios, Qubic ofrecía más de 3 dólares, atrayendo así suficiente poder de cómputo para sobrepasar la barrera crítica del 51%.
Consecuencias inmediatas para Monero
El impacto no tardó en sentirse en el mercado: en los últimos 30 días, el precio de XMR cayó un 28%, mientras que el token QUBIC se revalorizó un 57%. Además, esta situación plantea un problema existencial: una red diseñada para resistir la censura ahora está bajo control centralizado de facto.
Los riesgos son claros:
Reescritura de bloques: Qubic podría reorganizar la cadena para invalidar transacciones previas.
Censura selectiva: Podría impedir que ciertas transacciones sean confirmadas.
Pérdida de confianza: Los usuarios podrían migrar hacia otras criptomonedas más seguras.
¿Amenaza real o “ataque amistoso”?
De forma inesperada, CFB aseguró que esta acción no buscaba destruir a Monero, sino ayudarla a prepararse para futuros ataques de este tipo. Según sus declaraciones, el objetivo sería “pulir” las defensas contra ataques del 51%, algo que inevitablemente deja a la comunidad dividida entre los que ven esto como una ayuda estratégica y los que lo consideran una invasión encubierta.
¿Puede Monero recuperarse?
Las opciones no son muchas. Una posibilidad es cambiar el algoritmo de minería para “expulsar” a Qubic, pero eso implica coordinar una actualización importante del software en toda la red, con el riesgo de dividir a la comunidad. Otra opción es implementar defensas más sofisticadas contra ataques de control mayoritario, aunque eso podría tardar meses en desarrollarse.
La dificultad es que, debido a la naturaleza privada de Monero, es más complejo identificar y bloquear direcciones de minado o medir con exactitud quién controla el hashrate.
Lecciones para el mundo cripto
Este ataque 51% a Monero no es solo un problema de Monero: es un recordatorio para todo el ecosistema de que incluso las redes más veteranas y resistentes no son invulnerables. La descentralización no es un estado fijo, sino una meta que requiere vigilancia constante, incentivos bien diseñados y mecanismos técnicos capaces de repeler amenazas.
Por ahora, la comunidad de Monero y sus desarrolladores están en un modo de respuesta rápida, evaluando medidas técnicas y estratégicas para recuperar la seguridad de la red. La pregunta es si esta intervención de Qubic será recordada como una advertencia que fortaleció a Monero… o como el inicio de su declive.


