El mercado lo descubrió de golpe: una mezcla de ventas forzadas, salidas de ETFs y capitulación de compradores recientes empujó a BTC hasta los 95.900 dólares, su nivel más crítico desde comienzos de año.
Acumulación masiva sobre los 95.000 dólares intensifica el riesgo
Los datos on-chain muestran que el retroceso actual no es una simple corrección, sino un choque directo contra una región donde se concentra la mayor parte del valor invertido en Bitcoin:
65% del capital total en BTC se ubica por encima de 95.000 USD.
Todos los short-term holders (STH) adquirieron a precios superiores.
Cerca de 30% de los long-term holders (LTH) también están posicionados en este rango.
El gráfico URPD actualizado confirma que la franja 95.000–115.000 USD se transformó en un cinturón de densidad de compra comparable al “segundo impulso” de finales de 2021. Miles de inversionistas quedaron atrapados allí tras el rally post-electoral, lo que convirtió esta zona en un punto de presión estructural.
Cuanto más densa es una región de costo base, más violento puede ser un retroceso cuando el precio retrocede hacia ella. Y eso es exactamente lo que estamos viendo: Bitcoin está tocando la puerta del nivel donde las manos débiles empiezan a capitular y los LTH deciden si defienden o no el ciclo.
Futuros, ETFs y compradores recientes: la mezcla perfecta para la caída
El detonante de la última ola bajista no fue uno solo, sino una combinación de factores que actuaron en cadena:
Más de 655 millones de dólares en liquidaciones de posiciones largas en 24 horas.
278 millones en salidas netas de ETFs spot en un solo día.
Disminución del interés abierto en futuros desde octubre.
Retroceso constante de la demanda institucional en los niveles clave.
La clave está en quién está vendiendo:
Checkonchain confirma que casi la mitad de las monedas vendidas pertenecen a compradores recientes, que entraron por encima de los 100.000–110.000 USD y ahora liquidan con pérdidas.
Los long-term holders, en cambio, mantienen una actividad mínima. No están vendiendo agresivamente… pero tampoco están comprando más para sostener el precio.
Ese vacío entre compradores nuevos en capitulación y tenedores experimentados en espera dejó al mercado sin soporte suficiente entre los 106.000 y 100.000 USD, permitiendo que el precio cayera en vertical hasta rozar la barrera crítica de los 95.000 USD.
El nivel de 95.000 USD define el mapa de riesgo
El descenso hasta los 95.900 USD llevó a Bitcoin directamente al corazón de la zona donde los LTH tienen la mayor concentración de monedas inmóviles.
Esta franja, conocida como el HODLers Wall, actúa como un piso psicológico, técnico y on-chain.
Si Bitcoin pierde los 95.000 USD, el mapa de riesgo queda trazado de manera clara:
85.000 USD: soporte del “tariff tantrum” y primer objetivo natural.
82.000 USD: el True Market Mean, donde se encuentra el valor medio real del ciclo.
Por debajo, aparece el vacío de demanda entre 50.000 y 75.000 USD, solo relevante en un escenario extremo.
La diferencia clave respecto a 2022 es que la distancia entre el muro HODL y el valor medio es menor. Esto reduce la probabilidad de un colapso profundo, pero no elimina la posibilidad de un retroceso hacia los 82.000 USD si la presión continúa.
Un mercado pendiente del grupo que puede cambiarlo todo
Las señales de corto plazo siguen apuntando a fragilidad:
Flujos negativos en ETFs durante noviembre.
Financiamiento de futuros debilitado.
Opciones con una prima del 11% en puts frente a calls.
Pero el próximo movimiento ya no depende de los traders apalancados ni de los compradores recientes.
Depende del único grupo con suficiente peso para decidir el destino del ciclo: los long-term holders situados alrededor del muro de 95.000 USD.
Si estos inversionistas mantienen sus posiciones, Bitcoin puede estabilizarse y reconstruir demanda en rangos más altos.
Si ceden, el precio tiene un camino despejado hacia los 85.000–82.000 USD, donde se medirá la verdadera fortaleza del mercado.

Acumulación masiva sobre los 95.000 dólares intensifica el riesgo

