El arranque de año estuvo marcado por las tensiones derivadas de las políticas comerciales impulsadas por la administración de Donald Trump. Entre enero y abril, ese escenario generó un ambiente de incertidumbre global que, lejos de frenar a Bitcoin por completo, abrió una puerta inesperada: la oportunidad de posicionarse en un activo que históricamente responde bien a los momentos de presión macroeconómica.
Aunque en ese período la volatilidad redujo parcialmente el impulso alcista que había acompañado a Bitcoin, esa misma inquietud fue clave para atraer tanto a instituciones como a minoristas que buscaban cobertura ante el ruido geopolítico. A veces, los mercados reaccionan más a la percepción del miedo que al miedo mismo, y eso fue precisamente lo que ocurrió.
Con la reducción de las tensiones hacia finales de abril, el mercado reaccionó con fuerza: se incrementó el volumen negociado, la demanda volvió con energía y Bitcoin no solo recuperó lo perdido, sino que volvió a marcar máximos históricos. Esta secuencia demuestra algo que a menudo se olvida: en el mundo cripto, el riesgo no siempre es un freno. Puede, de hecho, ser un catalizador.
Lo que esta a la vista
Volumen y VRVP
Entre los 98 y 101 mil dólares tenemos un nodo de alto volumen que actúa como zona de soporte clave. Si el precio logra mantenerse por encima de esa franja, la estructura sigue siendo alcista. Y si llegara a romper limpiamente la zona entre 112 y 128 mil —que ha tenido poca actividad histórica— podríamos ver un avance rápido hacia los 135 mil.
Medias móviles
La media de 20 semanas ronda los 90 mil y sigue funcionando como soporte técnico importante. La de 50 semanas está más abajo, cerca de los 80 mil, pero de sostenerse esta tendencia podríamos ver un cruce dorado en unas seis a ocho semanas, lo que reforzaría aún más el escenario alcista.
Ángulo de avance
La pendiente del rally actual se mantiene entre 60 y 65 grados, una zona que históricamente requiere correcciones del 15-20 % para consolidar. Una pausa que lleve al precio a los 88-92 mil no dañaría la estructura, sino que podría funcionar como momento ideal para “recargar”.
Momentum
El RSI semanal está en 74, bastante cerca de niveles históricos de sobrecompra. El MACD también da señales positivas, aunque el histograma empieza a perder fuerza. Esto podría anticipar una breve desaceleración antes de una nueva extensión hacia niveles de 1,272 a 1,618 en la proyección de Fibonacci.
Proyecciones
La primera proyección apunta a 135 mil, coincidiendo con una extensión interna de 1,618. Si se repite el patrón de ciclos anteriores, el “blow-off top” podría llevarnos incluso a los 165-170 mil, alineado con el canal logarítmico que va de 2013 a 2025.
Liquidez exógena
Estamos viendo flujos crecientes hacia ETFs cada vez que el S&P retrocede, y un gap interesante en los futuros del CME entre 95,2 y 96 mil. Si se llena rápidamente, eso podría consolidar aún más la narrativa alcista.
Riesgo macro
En el horizonte aparece un nuevo posible catalizador: las elecciones de EE. UU. y el eventual regreso de Trump. Históricamente, estos eventos generan rallies erráticos y de alta volatilidad. Los inversores deben estar preparados para movimientos intradía de ±10 % sin que eso implique necesariamente un cambio de tendencia.
¿Hasta dónde puede llegar este impulso?
Mientras el precio cierre por encima de los 98 mil, el objetivo de 135 mil —e incluso 165 mil en una fase final— sigue sobre la mesa. Pero el verdadero desafío ahora es otro: ¿cuánto más puede durar este entorno favorable antes de que aparezcan señales sutiles de un cambio de ciclo?
Como siempre, el mercado hablará. Solo nos queda estar atentos y preparados.