Nuevos datos on-chain y señales macroeconómicas están alimentando una tesis cada vez más discutida en el mercado: Bitcoin podría estar entrando en un “superciclo”, un escenario en el que el clásico patrón de cuatro años pierde relevancia frente a cambios estructurales profundos.
Un ciclo que no se parece a los anteriores
Históricamente, Bitcoin (BTC) ha mostrado ciclos bien definidos marcados por el halving, con fases claras de euforia y corrección. Sin embargo, el comportamiento actual del mercado sugiere un quiebre parcial de esa dinámica. De acuerdo con datos recientes de CryptoQuant, este ciclo presenta características que no estaban presentes en mercados anteriores.
El elemento central es la demanda institucional, impulsada por los ETF spot de Bitcoin, que han canalizado flujos constantes desde las finanzas tradicionales. A diferencia del capital especulativo de corto plazo, estos ingresos tienden a ser más estables y estratégicos, reduciendo la volatilidad extrema típica de fases finales de mercado alcista.
Señales on-chain respaldan la tesis del superciclo
Los indicadores en cadena refuerzan esta lectura. CryptoQuant destaca la caída sostenida de las reservas de Bitcoin en exchanges, un dato clave que suele interpretarse como acumulación a largo plazo y menor presión vendedora inmediata.
Al mismo tiempo, el Spent Output Profit Ratio (SOPR) se mantiene en niveles considerados racionales, lo que indica toma de ganancias controlada, lejos de los picos de euforia observados en ciclos anteriores. Este comportamiento sugiere un mercado más disciplinado, con participantes menos inclinados a ventas impulsivas.
A esto se suma una mayor madurez del ecosistema, con avances en infraestructura, custodia institucional, soluciones de escalabilidad y casos de uso reales que fortalecen el rol de Bitcoin más allá de la especulación pura.
El contexto macro refuerza el atractivo de Bitcoin
El entorno macroeconómico también juega a favor. La incertidumbre geopolítica, junto con expectativas de flexibilización monetaria futura, refuerza la narrativa de Bitcoin como un activo neutral, escaso y resistente a la política monetaria tradicional. En este contexto, BTC se consolida como una alternativa para inversores que buscan cobertura frente a la erosión del poder adquisitivo.
No obstante, los analistas advierten que incluso un superciclo no es inmune a shocks externos, como crisis financieras inesperadas o eventos regulatorios de gran impacto.
El ciclo de cuatro años pierde fuerza
Voces influyentes del mercado coinciden en que el viejo modelo cíclico está perdiendo precisión. El analista Scott Melker ha señalado que Bitcoin ya no muestra señales clásicas de finales de ciclo, como una euforia masiva del retail o un rally explosivo de altcoins.
Según Melker, muchos inversores intentaron anticiparse vendiendo de forma temprana, lo que distorsionó el patrón tradicional de auge y caída. Una vez que esa presión vendedora se disipa, Bitcoin podría entrar en una fase más madura, impulsada por liquidez institucional y adopción real, en lugar de narrativas puramente especulativas.
Un techo menos predecible tras el halving
El creador del modelo stock-to-flow, conocido como PlanB, también ha cuestionado la rigidez del ciclo de cuatro años. A su juicio, el mercado tiende a sobreinterpretar un número limitado de ciclos históricos, asumiendo que el precio debe alcanzar un máximo en una ventana temporal fija tras cada halving.
PlanB sostiene que no existe una garantía de que Bitcoin deba marcar su próximo techo en un plazo determinado, y que el máximo de este ciclo podría materializarse mucho más adelante de lo que sugieren los modelos tradicionales.
Con una base institucional más sólida, métricas on-chain estables y un contexto macro favorable, Bitcoin parece estar transitando un terreno distinto. Más que un simple ciclo alcista, el mercado evalúa si está frente a una transformación estructural que redefina cómo se comporta el activo digital más importante del mundo.


