La Bitcoin long-term thesis vuelve a ocupar el centro del debate en un momento de miedo extremo, volatilidad histórica y narrativas bajistas que dominan redes y mercados. El desplome de Bitcoin por debajo de los 100,000 dólares, la caída del Índice de Miedo y Avaricia a niveles de pánico y la destrucción de más de un billón de dólares en capitalización del mercado cripto han sembrado dudas incluso entre inversores veteranos. Sin embargo, los analistas macro coinciden en algo clave: el fundamento estructural de Bitcoin no ha cambiado.
En palabras del analista James Lavish, lo importante no es el precio de hoy ni el sentimiento de mañana, sino la tendencia económica imparable que ha acompañado al mundo durante décadas: gobiernos que gastan más de lo que tienen, bancos centrales que expanden liquidez sin freno e instituciones que acumulan BTC en silencio para el largo plazo.
“Los gobiernos seguirán gastando más, la liquidez global seguirá expandiéndose y a largo plazo Bitcoin reflejará la inflación que continúa ad infinitum”, resume Lavish. Esa afirmación captura el corazón del debate actual. No se trata de si Bitcoin cae a 90,000, 95,000 o 100,000 dólares. Se trata de lo que inevitablemente sucede después.
El déficit fiscal global crea el escenario perfecto para Bitcoin
Mientras los precios cripto retroceden, los fundamentos macro avanzan en sentido contrario. La disciplina fiscal prácticamente ha desaparecido de las grandes economías.
Solo en Estados Unidos:
El déficit fiscal de 2025 cerró en 1.775 billones de dólares.
El gasto federal alcanzó los 7.01 billones.
El presidente Trump impulsó nuevas propuestas de estímulo, incluyendo cheques directos de 2,000 dólares a hogares.
El mensaje es claro: el gasto excesivo dejó de ser una política excepcional para convertirse en la nueva norma estructural. Esto tiene efectos inevitables: mayor deuda, más emisión y, finalmente, más inflación.
Y en ese mundo, Bitcoin encuentra su propósito.
La liquidez global está explotando: el dinero en circulación nunca ha sido tan alto
El motor silencioso detrás de la fortaleza de Bitcoin no es la especulación, sino la liquidez global.
Según datos recientes:
La oferta monetaria global alcanzó 142 billones de dólares en septiembre de 2025.
Esto equivale a un incremento del 446% desde el año 2000.
Solo en 2025, la liquidez creció 9.1%.
China aporta 47.1 billones a ese total; Estados Unidos, 22.2 billones.
Los bancos centrales de las principales economías están inundando los mercados con liquidez para sostener la actividad económica, inflar activos financieros y financiar déficits crecientes. Cada dólar nuevo que entra al sistema diluye el valor del anterior. Y ese proceso, que no puede revertirse sin consecuencias catastróficas para los gobiernos, es justamente el que sostiene el relato monetario de Bitcoin.
Instituciones: mientras los minoristas venden, los grandes compran más
La narrativa de pánico entre pequeños inversores contrasta con el movimiento de las instituciones.
Un ejemplo emblemático: Harvard.
El fondo de la universidad —uno de los más respetados del mundo— triplicó su posición en ETF de Bitcoin durante el tercer trimestre de 2025, alcanzando:
443 millones de dólares invertidos
Un incremento del 257%
Convirtiendo al ETF IBIT en su mayor posición, superando incluso acciones tradicionales
Lejos de huir, las instituciones siguen acumulando.
Esto demuestra que Bitcoin está dejando de ser un activo especulativo para convertirse en un componente permanente de portafolios institucionales, utilizado como cobertura ante inflación, liquidez excesiva y riesgo sistémico.
Bitcoin como reflejo de la inflación eterna
Cada estímulo, cada paquete de rescate y cada expansión monetaria apuntan a la misma conclusión: la inflación dejó de ser un accidente para convertirse en un fenómeno constante.
En ese contexto, Bitcoin representa:
Una alternativa a la depreciación del dinero fiduciario
Una reserva de valor digital escasa
Un activo que no puede ser impreso, confiscado o manipulado por gobiernos
Por eso, el argumento central se mantiene firme: Bitcoin no subirá porque el mercado esté “optimista”, sino porque el mundo está permanentemente inflacionado.
Como resume Scott Melker:
“Si crees que el precio de Bitcoin irá mucho más alto con el tiempo, da casi igual si compras a 94k, 97k o 100k. Simplemente compras.”
Volatilidad hoy, fundamentos mañana
La caída actual no invalida la Bitcoin long-term thesis.
La refuerza.
Los gobiernos siguen gastando más.
La liquidez mundial sigue creciendo.
Las instituciones siguen acumulando.
La inflación estructural sigue avanzando.
El precio fluctúa.
Los fundamentos permanecen.
Y en un mundo donde la impresión de dinero es infinita, Bitcoin —por diseño— no puede serlo.


