En el último trimestre del año, el mercado cripto perdió silenciosamente un respaldo de liquidez cercano a los 2 billones de dólares, dejando a BTC expuesto a una nueva fase de presión macro.
El detonante no fue un colapso visible ni una decisión abrupta de política monetaria, sino algo más técnico: la Reserva Federal agotó por completo su facilidad de reverse repo, una pieza clave del sistema financiero que durante meses actuó como un amortiguador automático para los activos de riesgo, incluidas las criptomonedas.
Liquidez global en máximos, pero sin aceleración
Los datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS) muestran que 2025 comenzó con una expansión real de la liquidez global. El crédito bancario transfronterizo en moneda extranjera alcanzó un récord de 34,7 billones de dólares, con el crédito en dólares, euros y yenes creciendo entre 5% y 10% interanual.
A mediados de año, el índice amplio de liquidez del BIS seguía mostrando crecimiento sólido: 6% en dólares y 13% en euros frente al año anterior. Este es el argumento central del bloque alcista: la liquidez global alcanzó máximos históricos y se mantuvo elevada.
Sin embargo, las métricas de alta frecuencia de CrossBorder Capital introducen un matiz clave. Según su estimación agregada —que combina balances de bancos centrales, flujos de shadow banking e impulsos crediticios—, la liquidez global tocó techo a inicios de noviembre y desde entonces perdió tracción. Para finales de diciembre, el indicador estimaba una contracción cercana a 1,8 billones de dólares desde ese pico, con señales claras de desaceleración tanto en el corto como en el largo plazo.
El fin del “piggy bank” del reverse repo
El concepto de net liquidity, seguido de cerca por traders de Bitcoin, ayuda a entender qué cambió en Estados Unidos. Esta métrica combina el balance de la Fed, el Treasury General Account (TGA) y la facilidad de reverse repo.
En los últimos dos trimestres, el balance de la Fed se redujo en unos 132.000 millones de dólares, mientras que el TGA aumentó alrededor de 440.000 millones tras resolverse el techo de deuda. Ambos factores drenaron reservas del sistema.
Pero el cambio más relevante fue otro: el reverse repo cayó a casi cero. En 2022 llegó a contener más de 2 billones de dólares de efectivo aparcado por fondos del mercado monetario. Su vaciamiento durante 2024 y comienzos de 2025 liberó liquidez de forma mecánica hacia los mercados. Ese impulso ya no existe.
A partir de ahora, cualquier tensión impacta directamente en las reservas, lo que explica los picos ocasionales en la facilidad de repo permanente y la decisión de la Fed de frenar el ajuste cuantitativo y retomar compras limitadas de bonos a corto plazo.
El dólar entra en la ecuación
En paralelo, el índice DXY retrocedió cerca de 10% a lo largo de 2025. Un dólar más débil suele aliviar las condiciones financieras globales y favorecer activos como Bitcoin. No obstante, el reciente rebote del dólar desde mínimos fue citado por analistas como otro factor que pesó sobre el impulso de liquidez en noviembre y diciembre.
Aquí emerge una diferencia crucial: el nivel de liquidez sigue siendo alto, pero su dirección dejó de ser claramente ascendente.
Por qué el cambio marginal importa para Bitcoin
Históricamente, Bitcoin responde más a la variación de la liquidez que a su nivel absoluto. Un entorno de liquidez elevada puede sostener precios, pero no impulsa movimientos explosivos sin aceleración adicional.
Eso es exactamente lo que cambió en el cuarto trimestre. La expansión fuerte que alimentó el ciclo desde finales de 2024 hasta mediados de 2025 dio paso a una fase de meseta y ligera contracción, especialmente en Estados Unidos. El gran viento de cola generado por el drenaje del reverse repo ya quedó atrás.
Qué señales observar a partir de ahora
Con el ajuste cuantitativo prácticamente detenido, el foco se desplaza a otros factores:
El ritmo y el contexto de los recortes de tasas de la Fed, que pueden ser favorables o disruptivos según el entorno macro.
La trayectoria del dólar, donde una nueva apreciación implicaría presión adicional sobre la liquidez global.
La política de emisión del Tesoro estadounidense y la gestión del TGA, capaces de sumar o restar liquidez al sistema.
La postura de China y otros bancos centrales emergentes, cuyo estímulo o cautela impacta directamente en el crédito global.
Un ciclo que sigue vivo, pero sin piloto automático
Los datos no describen un drenaje abrupto, pero sí confirman que la fase “fácil” del ciclo quedó atrás. Bitcoin aún se apoya en una base de liquidez construida meses atrás, pero ya no cuenta con el impulso mecánico que lo elevó en la primera mitad del año.
El escenario actual es el de una meseta elevada con mayor sensibilidad a decisiones de política monetaria, donde la evolución de BTC dependerá menos de la inercia del sistema y más de cómo reaccionen la Fed, el dólar y los grandes bancos centrales en los próximos trimestres.

Qué señales observar a partir de ahora
