El nuevo documento Vision 2030 de Cardano propone una transformación profunda del protocolo, con objetivos cuantificables y un giro explícito hacia las necesidades de clientes empresariales e institucionales.
El 17 de diciembre, el Intersect Product Committee publicó el informe Vision 2030, una hoja de ruta que redefine cómo Cardano quiere ser evaluado por el mercado. El enfoque abandona promesas genéricas de adopción y fija indicadores clave de desempeño (KPIs) concretos: 324 millones de transacciones anuales, 1 millón de wallets activas mensuales y un TVL cercano a los $3.000 millones hacia el final de la década.
El documento marca un punto de inflexión para una red que históricamente priorizó la verificación formal y el rigor académico, y ahora se reposiciona como infraestructura digital crítica, más cercana a un sistema operativo que a una startup tecnológica.
Cardano como “sistema operativo” blockchain
La tesis central de Vision 2030 sostiene que una blockchain de Capa 1 debe operar con la previsibilidad de un sistema operativo. En consecuencia, el comité rechaza la narrativa de “velocidad a cualquier costo” que caracteriza a competidores como Solana o Sui.
El objetivo técnico clave es una disponibilidad del 99,98%, definida con precisión estadística mediante un modelo de Poisson y un tiempo esperado de bloque de 20 segundos. Bajo este marco, cualquier intervalo de cinco minutos sin producción de bloques se considera un evento de falla significativo, algo que Cardano busca eliminar por completo en ventanas de seis épocas consecutivas.
Este énfasis en la confiabilidad condiciona el diseño de capacidad. El roadmap establece un rendimiento base de aproximadamente 27 millones de transacciones mensuales, reservando la capa principal para liquidaciones de alto valor y tráfico de control, mientras que el volumen intensivo —trading, gaming o aplicaciones masivas— se derivaría a redes Layer 2 “de primera clase” ancladas a la seguridad del mainnet.
La diferencia con el resto del mercado es notable: redes como Solana procesan decenas de millones de transacciones diarias, pero los defensores de Cardano sostienen que existe una demanda dispuesta a pagar más por certeza en la liquidación.
Gobernanza y disciplina del tesoro
Vision 2030 también plantea una reingeniería del uso del tesoro descentralizado. El documento introduce el concepto de “Treasury Seasons”, un esquema de financiamiento por ventanas temporales que busca terminar con el llamado “modo de grants perpetuos”.
A partir de este modelo, los proyectos deberán justificar su presupuesto en función de tres métricas centrales: impacto en TVL, contribución al volumen de transacciones y crecimiento de wallets activas. Estos indicadores funcionan como factores de corte: si una iniciativa no muestra resultados medibles, la gobernanza puede reducir o cancelar su financiamiento en la siguiente temporada.
El rediseño se extiende a los incentivos de Delegated Representatives (DReps), Stake Pool Operators (SPOs) y el Comité Constitucional, incorporando umbrales de participación ajustados por turnout para evitar decisiones impulsadas por minorías altamente movilizadas. El objetivo es ofrecer una estructura de gobernanza auditable, comparable a la de empresas que cotizan en bolsa.
El test de ingresos reales
La hoja de ruta incluye una proyección económica explícita. Cardano apunta a generar al menos 16 millones de ADA en ingresos anuales por fees para 2030, con tarifas promedio de 0,05 ADA y el volumen objetivo de 324 millones de transacciones.
Para ilustrar su potencial, el documento utiliza un precio hipotético de $5 por ADA, lo que elevaría los ingresos anuales a unos $81 millones. Sin embargo, esta cifra depende de una revalorización cercana al 500% respecto a los niveles actuales del token.
El contraste con el líder del mercado es evidente: Ethereum generó alrededor de $600 millones en comisiones solo este año, casi seis veces más de lo que Cardano proyecta recaudar en un año completo hacia el final de la década. Esto deja en evidencia que el modelo económico de Cardano sigue apoyándose de forma significativa en la apreciación del token, más que en una demanda orgánica de fees comparable a la de sus competidores.
Riesgos de ejecución y dependencia de L2
El propio documento reconoce los desafíos. Para alcanzar 1 millón de wallets activas, serán necesarias mejoras “invisibles” en la experiencia de usuario, como abstracción de fees y session keys, ya que el flujo actual resulta complejo para casos de uso corporativos y regulados.
Además, el modelo Layer 2 introduce una tensión conocida: el riesgo de fuga de valor hacia capas superiores, un problema que Ethereum ya enfrenta. Para evitar que la Capa 1 se convierta en una simple capa de liquidación de bajos ingresos, Intersect insiste en que los bridges y tokenomics futuros deben redirigir valor hacia el mainnet.
En este esquema, los SPOs tendrían un rol ampliado, operando infraestructura de L2 y servicios auxiliares para capturar valor a lo largo de todo el stack tecnológico.
Vision 2030 deja claro que Cardano busca ser evaluado por ejecución, métricas y sostenibilidad, no por narrativa. El modelo de “sistema operativo” ofrece un camino coherente hacia la relevancia institucional, aunque las proyecciones financieras muestran que la red aún enfrenta una brecha considerable frente a los gigantes de ingresos del sector.

