China, que en 2021 prohibió el comercio y la minería de criptomonedas, se prepara ahora para dar un giro estratégico: el Estado evalúa por primera vez la creación de una stablecoin del yuan. La medida, que será analizada por el Consejo de Estado a finales de agosto, busca impulsar la internacionalización de la moneda china y ofrecer una alternativa frente al dominio casi absoluto de los stablecoins respaldados por el dólar, que hoy representan más del 99% del mercado global.
El plan contempla asignar responsabilidades regulatorias claras, establecer mecanismos de control de riesgos y otorgar al Banco Popular de China la supervisión del proyecto. La primera etapa de pruebas se desarrollaría en Hong Kong y Shanghái, centros financieros clave para conectar al gigante asiático con los mercados globales.
Hong Kong, campo de pruebas regulado
La elección de Hong Kong como laboratorio de este experimento no es casual. Desde el 1 de agosto, la ciudad cuenta con un régimen de licencias específico para emisores de stablecoins respaldados por moneda fiduciaria. Este marco normativo, gestionado por la Autoridad Monetaria de Hong Kong (HKMA), establece pautas claras en materia de transparencia, reservas, procedimientos de solicitud y prevención de lavado de dinero.
Empresas como Ant International ya han manifestado su intención de aplicar para obtener una licencia, un paso que podría allanar el camino para la emisión de instrumentos financieros respaldados en yuanes y negociados en entornos internacionales controlados.
Desafíos frente a los controles de capital
Uno de los mayores retos para esta iniciativa está en los estrictos controles de capital que rigen en China. La convertibilidad del yuan sigue limitada por cuotas y mecanismos bancarios que restringen el flujo libre de dinero al exterior. Por lo tanto, un stablecoin del yuan tendría que operar principalmente en mercados offshore, como Hong Kong, con reservas segregadas y reglas de redención claras que brinden confianza a usuarios e inversores.
La experiencia del e-CNY (el yuan digital en pruebas domésticas) podría servir de base para integrar funcionalidades de convertibilidad, privacidad opcional y uso en el comercio transfronterizo. Sin embargo, aún está por definirse cómo coexistirán ambos proyectos sin generar solapamientos regulatorios.
Impulso estratégico frente al dólar
La participación global del yuan en pagos internacionales fue de apenas 2,88% en junio, según datos de SWIFT, muy por debajo del dólar y el euro. Un stablecoin del yuan podría ayudar a revertir esta situación al facilitar su uso en facturación y liquidación de operaciones de comercio exterior, sobre todo en corredores regionales de Asia y África.
Los analistas destacan que el diseño operativo de la moneda será determinante: calidad y transparencia de las reservas, facilidad de redención al valor nominal y compatibilidad con infraestructuras existentes marcarán la diferencia para atraer a empresas y mercados.
Tamaño y expectativas del mercado
El mercado global de stablecoins ronda actualmente los 200 mil millones de dólares, con proyecciones dispares. Algunos informes apuntan a un crecimiento hasta los 2 billones de dólares en 2028, mientras que otros, como J.P. Morgan, rebajan esa cifra a unos 500 mil millones, al señalar que gran parte de la demanda proviene del trading y no tanto de pagos reales.
En este contexto, un yuan digital estable y regulado podría captar una parte significativa de ese mercado, sobre todo en transacciones comerciales internacionales.
Una señal política y económica
El anuncio del plan de revisión por parte del Consejo de Estado coincide con la agenda de la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, programada entre el 31 de agosto y el 1 de septiembre en Tianjín. Allí se espera que líderes chinos refuercen el mensaje de que el país está dispuesto a abrir nuevas rutas financieras y reducir su dependencia del dólar en el comercio internacional.
Si la iniciativa avanza, marcaría un hito en la política monetaria y tecnológica del país, al reconciliar su posición históricamente restrictiva hacia las criptomonedas con un uso selectivo y controlado de las mismas en favor de la competitividad del yuan.