Circle, la empresa detrás de la stablecoin USDC, se encuentra en un momento decisivo. Luego de presentar la documentación para salir a bolsa con una valoración objetivo de $5 mil millones, ahora también evalúa una ruta alternativa: venderse a uno de los dos gigantes del ecosistema cripto —Coinbase o Ripple— según se ha filtrado desde fuentes cercanas al proceso.
La dualidad entre independencia pública o fusión estratégica refleja no solo una coyuntura corporativa, sino un dilema profundo sobre el futuro de las stablecoins, la interoperabilidad entre actores clave y el rol que jugarán en la infraestructura financiera digital de los próximos años.
IPO en marcha, pero sin blindaje absoluto
Circle lleva años buscando una salida a bolsa. Aunque su anterior intento vía SPAC fracasó en 2022, en abril de este año la compañía volvió a presentar su solicitud para cotizar en el mercado público. La meta: una valoración de $5.000 millones, sustentada en su crecimiento sostenido y en la consolidación de USDC como una de las principales stablecoins del mercado.
Sin embargo, la estrategia enfrenta desafíos:
La dominancia de USDT sigue siendo contundente.
La regulación estadounidense sobre stablecoins aún no está completamente definida.
El entorno macroeconómico ha encarecido las condiciones de capitalización en bolsa.
En este contexto, la posibilidad de una venta estratégica —con liquidez inmediata y sin incertidumbre regulatoria— se vuelve atractiva para ciertos accionistas y ejecutivos.
Coinbase: socio estructural y comprador natural
De las dos opciones sobre la mesa, Coinbase parece el candidato más lógico para adquirir Circle. Las dos compañías tienen una historia compartida desde la creación del consorcio Centre en 2018, y aunque ese modelo fue disuelto en 2023, las relaciones contractuales e interdependencias se mantuvieron firmes.
Actualmente:
Coinbase posee una participación accionaria en Circle.
Ambas empresas comparten los ingresos por los rendimientos de las reservas de USDC al 50%.
Cuando USDC se mantiene en Coinbase, la plataforma recibe el 100% de esos ingresos.
Circle no puede firmar acuerdos estratégicos nuevos vinculados a USDC sin la aprobación de Coinbase.
Este nivel de vinculación lleva a algunos observadores a afirmar que Circle ya opera como una subsidiaria semi-informal de Coinbase. En caso de que la exchange desee formalizar la relación, la adquisición se considera altamente viable.
Además, Coinbase cuenta con $8 mil millones en efectivo y ha demostrado músculo adquisitivo este año, comprando Deribit por $2.9 mil millones y Spindle para fortalecer su oferta de publicidad on-chain.
Ripple: interés rechazado… por ahora
En paralelo, Ripple también ha mostrado interés en Circle. Según se supo, ofreció entre $4 y $5 mil millones en una propuesta mixta entre efectivo y XRP. Sin embargo, Circle rechazó la oferta por considerarla insuficiente, especialmente en vísperas de su salida pública.
Ripple, por su parte, no se queda atrás en ambición: acaba de comprar la firma de corretaje Hidden Road por $1.25 mil millones y tiene en balance más de $11.8 mil millones en XRP líquido, además de otros $95 mil millones en custodia.
Aunque su capacidad financiera es clara, el hecho de no operar una plataforma de intercambio masiva como Coinbase le resta sinergia directa con USDC, lo que puede haber debilitado la propuesta.
¿Qué está en juego?
Más allá del destino de Circle como empresa, la verdadera batalla gira en torno a quién controlará la infraestructura estable del dólar digital dentro del ecosistema cripto. USDC representa mucho más que una moneda estable: es un vehículo de interoperabilidad, custodia institucional y puente entre el sistema bancario tradicional y la economía descentralizada.
Si Coinbase la adquiere, consolidaría aún más su posición como plataforma integral de servicios cripto regulados. Si Ripple lograra absorberla, transformaría su alcance financiero y reforzaría su capacidad de competir contra USDT en mercados emergentes.
Entre el capital y la convergencia
Circle sigue, al menos públicamente, comprometida con su salida a bolsa. Pero los movimientos de bastidores indican que la puerta de la adquisición no está cerrada. En un ecosistema que premia la integración vertical y castiga la fragmentación, vender —a cambio de influencia, escala y permanencia— puede ser tan estratégico como listar en Nasdaq.
Todo dependerá de quién mueva primero… y qué tanto esté dispuesto a pagar por el corazón del dólar cripto.