En un informe publicado por el organismo destinado a la protección del consumidor, las estafas criptográficas experimentaron un incremento sustancial durante el año 2018, llegando a los casi 5 millones de dólares en pérdidas para las víctimas
La Comisión Australiana de Competencia y Consumidores (ACCC), publicó su informe anual de ‘Focalización de Estafas’, en donde realiza un balance de las principales problemáticas y denuncias realizadas a las autoridades gubernamentales durante el 2018 en materia de estafas, señalando un total de 4.3 millones de dólares que fueron reportados en pérdidas durante el año pasado, debido a estafas con respecto a criptomonedas.
Esta cifra de 4.3 millones de dólares, marca un crecimiento de un 190% en comparación a los resultados del informe en 2017, cuando las pérdidas por estafas criptográficas mostraron un total de 1.48 millones de dólares, asegura el organismo. Un total de 674 casos fueron reportados como estafa en criptomonedas ante las autoridades.
El informe, explica que la mayoría de los casos, fueron mediante operaciones en línea, donde los estafadores alentaban a compradores para adquirir diferentes criptomonedas a través de plataforma falsas, y cuando los consumidores quería retirar o hacer uso de sus fondos, los estafadores «inventaron excusas o dejaron de ser contactados».
Estafas por inversión
En la mayor categoría de estafas criptográficas, resalta la de «estafas por inversión», donde un total de 1.83 millones de dólares se usaron para comercio de divisas, comercio de productos básicos u otras oportunidades de inversión, que posteriormente fueron reconocidas como estafas.
El informe destaca:
«Como se esperaría para un fenómeno en línea, el 80% de los informes relacionados con la criptomoneda identificaron un modo de comunicación en línea («internet», «redes sociales / foros en línea» o «correo electrónico») como el método por el cual el estafador y la víctima se contactaron»
Finalmente, la ACCC señala que del total de 674 reportes de estafa criptográfica, el 50% de las víctimas son hombres entre 25 y 34 años de edad. Por otro lado, un patrón que también usaron los estafadores, fue el de solicitar a las víctimas visitar cajeros automáticos de Bitcoin para convertir el dinero fiduciario en criptomoneda, que luego se transfería a las cuentas de los estafadores.
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