La reciente aprobación de la GENIUS Act stablecoin bill ha generado un choque frontal entre los grandes bancos de Estados Unidos y la industria cripto. Aunque la normativa impide que los emisores de stablecoins paguen rendimientos o intereses directos a los tenedores, las asociaciones bancarias aseguran que existe un vacío legal que podría desencadenar una de las mayores fugas de depósitos de la historia hacia activos digitales.
El “vacío” que preocupa a la banca
En un comunicado del 12 de agosto, el Bank Policy Institute (BPI) y otras organizaciones financieras admitieron que el texto del proyecto prohíbe los intereses directos por parte de emisores de stablecoins. Sin embargo, señalaron que no aborda los acuerdos con terceros, como exchanges o empresas afiliadas, que podrían ofrecer rendimientos indirectos vinculados a estos activos.
De acuerdo con sus estimaciones, la magnitud del riesgo es enorme: hasta 6,6 billones de dólares podrían salir del sistema bancario tradicional hacia plataformas de criptomonedas si no se corrige la legislación. Este movimiento, advierten, reduciría la capacidad de préstamo de los bancos, presionaría al alza las tasas de interés y encarecería el crédito para empresas y hogares en todo el país.
En palabras del BPI:
“El Congreso debe proteger el flujo de crédito a los negocios y familias estadounidenses, así como la estabilidad del mercado financiero más importante del mundo, cerrando el vacío legal que permite el pago de intereses en stablecoins de forma indirecta.”
La respuesta del sector cripto
Las reacciones del ecosistema de activos digitales no se hicieron esperar, y fueron tan rápidas como contundentes. Paul Grewal, director legal de Coinbase, calificó el planteamiento de los bancos como exagerado y con un trasfondo más competitivo que regulatorio.
“Esto no es un vacío legal y ustedes lo saben. Una mayoría bipartidista en la Cámara y el Senado, junto con el presidente, rechazó su intento de evitar la competencia”, afirmó Grewal.
Brian Armstrong, CEO de Coinbase, fue más allá, sugiriendo que la verdadera motivación de la banca es proteger su modelo de negocio tradicional ante una alternativa más eficiente y rentable para el usuario.
Otros actores, como Jake Chervinsky, CLO de Variant Fund, remarcaron que la banca ya intentó influir en el texto final de la GENIUS Act stablecoin bill sin éxito, y que ahora utiliza argumentos de “riesgo sistémico” para desacreditar una medida que fomenta la innovación.
Competencia y cambio de modelo
Para Mikko Ohtama, cofundador de Trading Protocol, la oposición de los bancos responde a un temor evidente: perder el control de los depósitos. Según él, la solución es simple: ofrecer mejores condiciones a los clientes.
“Si los bancos brindaran rendimientos competitivos en cuentas de ahorro u otros productos, la gente no tendría incentivos para mover su dinero. La competencia, al final, beneficiaría a los usuarios.”
Este razonamiento coincide con el sentir de una parte del público que ve en las stablecoins no solo un medio de pago estable y global, sino también una herramienta para maximizar rendimientos en un entorno de servicios financieros más descentralizados.
Implicaciones de un cambio masivo
Si se materializara una salida de capitales por varios billones de dólares hacia el ecosistema de stablecoins, el impacto sería profundo.
En el sistema bancario: reducción de reservas, menor capacidad para otorgar crédito y posible presión alcista sobre tasas hipotecarias, préstamos personales y corporativos.
En el mercado cripto: incremento masivo de liquidez, mayor capitalización de los emisores de stablecoins y aceleración de su integración con productos DeFi y pagos internacionales.
En la política monetaria: potencial pérdida de control por parte de la Reserva Federal sobre ciertos flujos de dinero, lo que obligaría a revisar herramientas y métricas tradicionales.
Un debate que apenas comienza
La GENIUS Act stablecoin bill es uno de los intentos legislativos más ambiciosos para establecer un marco claro sobre las stablecoins en EE. UU. Pero la polémica sobre los “rendimientos indirectos” demuestra que la regulación de las finanzas descentralizadas y su interacción con el sistema bancario todavía está en construcción.
En las próximas semanas, se espera que tanto legisladores como organismos reguladores analicen la petición del BPI. El desenlace podría sentar un precedente crucial sobre hasta qué punto las stablecoins competirán directamente con los depósitos bancarios, y cómo se equilibrará la innovación financiera con la estabilidad económica.
Lo que está claro es que este enfrentamiento marca otro capítulo en la batalla por el futuro del dinero: bancos tradicionales frente a un sector cripto que, cada vez más, busca ocupar un espacio central en la economía global.