¿Y si el primer banco en romper el horario bancario no fuera la Fed, sino JPMorgan?
Eso es exactamente lo que está ocurriendo. El mayor banco de Estados Unidos acaba de mover depósitos reales —respaldados por saldos asegurados— a Base, la red L2 de Ethereum operada por Coinbase. La maniobra no sólo inaugura un nuevo tipo de infraestructura bancaria sobre cadenas públicas, sino que además adelanta un futuro donde el dinero regulado fluye sin depender del horario de Fedwire.
JPMD: depósitos bancarios en una red pública
JPMorgan transformó su antiguo sistema JPM Coin en JPMD, un deposit token totalmente respaldado por saldos asegurados dentro del banco. A diferencia de las pruebas corporativas anteriores, esta versión no corre en una blockchain privada ni en un entorno cerrado: ahora vive en Base, un rollup de Ethereum.
Las primeras pruebas ya están activas con B2C2, Coinbase y Mastercard, lo que demuestra que el despliegue tiene aplicaciones reales en trading, tesorería corporativa y pagos mayoristas.
JPMorgan define el movimiento como la transición del dinero bancario tradicional hacia una forma programable, instantánea y disponible todo el día, con un registro distribuido que reemplaza a su libro contable interno.
El mito del 24/7… y sus límites
Dentro del sistema de JPMorgan, la promesa se cumple:
Dos clientes del banco pueden liquidar depósitos en segundos,
a cualquier hora,
sin esperar al reinicio diario de Fedwire.
Pero la interoperabilidad es la frontera real.
Si la contraparte opera en otro banco, la transferencia deja de ser instantánea y debe pasar por RTP, FedNow o Fedwire, según el tipo de flujo. Es decir, JPMD es dinero 24/7 dentro de JPMorgan, no un sistema universal.
La Reserva Federal ha propuesto extender Fedwire a 22/7/365, pero eso aún está lejos. JPMorgan, en cambio, ofrece hoy un servicio que compite con el futuro regulatorio, sin esperar a la Fed.
Base gana legitimidad institucional, Ethereum gana actividad económica
La llegada de JPMD a Base implica que balances regulados ahora se mueven en una infraestructura asegurada por ETH:
Base aporta costos bajos, compatibilidad con contratos inteligentes y herramientas nativas.
JPMorgan mantiene control total del acceso mediante allowlists y lógica restrictiva de contratos.
El flujo inicial será pequeño comparado con DeFi minorista, pero el simbolismo es enorme:
por primera vez, dinero bancario sistémico se asienta en un L2 público.
Para Ethereum, esto crea un nuevo tipo de demanda: volumen institucional regulado que requiere seguridad garantizada por ETH como activo de staking.
Para Base, es una validación estratégica frente a otros L2: la combinación instituciones + compliance + infraestructura pública es su propuesta de valor, y JPMorgan acaba de reforzarla.
Depósitos tokenizados vs stablecoins: coexistencia, no reemplazo
Los deposit tokens como JPMD representan una obligación directa de un banco, respaldada por depósitos asegurados y potencialmente generadora de intereses, lo que atrae a departamentos de tesorería que no pueden —por regulación interna— almacenar stablecoins como USDC.
Pero tienen una debilidad estructural:
no son universales.
Funcionan plenamente sólo si la contraparte usa el mismo banco y el mismo token.
USDC seguirá dominando en:
mercados permissionless,
pagos transfronterizos,
usuarios sin acceso al sistema bancario estadounidense,
liquidez global 24/7 sin restricciones de KYC bancario.
JPMD dominará en:
grandes transacciones corporativas,
movimientos nocturnos de tesorería,
colateralización dentro de Coinbase o custodios institucionales,
pagos de alto valor entre clientes del mismo banco.
El debate no es sustitución, sino qué rail domina cada tipo de flujo.
El punto de inflexión: redes multi-banco
El destino de estos tokens dependerá de la interoperabilidad.
Si otros grandes bancos replican la estrategia y adoptan estándares comunes —como los pilotos del Regulated Liability Network (RLN)— podría nacer una capa de clearing programable, compartida y permanente.
Si no lo hacen, JPMorgan obtendrá una ventaja competitiva monumental:
millones podrán moverse entre sus clientes a las 2:00 a.m. un domingo, mientras otros bancos seguirán atados a horarios administrativos.
El lanzamiento de JPMD en Base marca un antes y un después: por primera vez, dinero bancario regulado fluye sobre un L2 público, habilitando liquidez fuera del horario bancario sin esperar a la Fed. El movimiento presiona al resto del sistema financiero a acelerar la modernización de sus infraestructuras y abre una competencia silenciosa entre bancos, stablecoins y blockchains por definir quién controla el dinero programable del futuro.


