A medida que más empresas anuncian bitcoin treasuries como estrategias de innovación, crece la preocupación de que este fenómeno se convierta en la próxima gran distorsión del mercado. Para algunos analistas, este auge recuerda peligrosamente el clima previo a la explosión de la fiebre de las ICO en 2017.
Empresas débiles, promesas fuertes
En los últimos meses ha aumentado el número de compañías que anuncian la incorporación de Bitcoin (BTC) a sus tesorerías corporativas. Lo venden como una decisión visionaria, un paso hacia la digitalización financiera o una cobertura contra la inflación. Pero, según varias voces del sector, esta narrativa suele ocultar una realidad menos glamorosa: empresas sin fundamentos sólidos buscando relevancia mediante anuncios que generan titulares, pero no valor.
El cofundador de The Bitcoin Way, Tony Yazbeck, advierte que corporaciones con negocios estancados están usando bitcoin como un “parche de imagen” sin resolver sus problemas estructurales. En sus palabras, muchas son “zombie companies” que han optado por colocar BTC en sus balances sin una estrategia real, repitiendo patrones similares a proyectos que lanzaron tokens sin utilidad durante el boom de ICOs.
Riesgo estructural para el mercado
La diferencia clave con aquel ciclo es que ahora las empresas no están jugando con promesas futuras, sino con capital real: el dinero de accionistas, empleados y fondos de pensiones. Cuando una compañía débil adopta Bitcoin sin convicción, transforma un activo resistente en un derivado frágil condicionado por deuda, mala gestión y gobernanza deficiente.
Para el inversionista minorista, el mensaje suele presentarse como una alternativa “más segura” a la autocustodia —“compra acciones de empresas que poseen bitcoin por ti”—, pero en la práctica añade capas adicionales de riesgo corporativo al activo.
Fiebre corporativa y un clima macro incierto
El entorno macroeconómico actual, marcado por tasas elevadas, ralentización económica y mayor presión competitiva, ha llevado a muchas empresas a buscar desesperadamente nuevas formas de parecer innovadoras. Los bitcoin treasuries ofrecen una narrativa fácil: modernidad, audacia y afinidad tecnológica. Pero en la mayoría de los casos no existe una integración real con el negocio ni un entendimiento profundo del rol que Bitcoin puede cumplir en una estructura corporativa.
Este aumento de anuncios, combinado con el frenesí mediático alrededor de grandes compradores institucionales como Strategy y su política agresiva de acumulación, podría impulsar a más compañías a imitar el movimiento sin evaluar las implicaciones financieras.
La alternativa real: autocustodia, no delegación
Mientras algunas empresas con modelos robustos podrían integrar BTC de forma efectiva en sus estrategias patrimoniales, estas serán la minoría. Los analistas insisten en que Bitcoin no necesita corporaciones débiles colocándolo en sus balances, y mucho menos inversionistas confiando en intermediarios que contradicen su principio fundamental: la soberanía individual.
El modelo que evita riesgos sistémicos es claro:
bitcoin de autocustodia, administrado directamente por el usuario, sin capas de deuda, gobernanza o marketing corporativo.
Hacia dónde puede escalar la narrativa
El entusiasmo por los bitcoin treasuries podría seguir creciendo en los próximos meses. Algunas empresas serán alabadas como pioneras, otras desaparecerán bajo el peso de la volatilidad. Si el mercado continúa premiando estas prácticas sin discernimiento, la burbuja podría inflarse rápidamente, repitiendo las dinámicas de otros ciclos especulativos del sector.
El reto para inversionistas y analistas será distinguir entre señal y ruido: entre compañías que integran Bitcoin como estrategia de convicción y aquellas que lo utilizan como un salvavidas financiero disfrazado de innovación.


