La caída del Bitcoin a la zona de los 90.000 dólares volvió a encender las alarmas en un mercado que atraviesa uno de sus periodos más tensos del año. El retroceso borró semanas de avances y devolvió al ecosistema al modo defensivo, obligando a traders e instituciones a revaluar estrategias. Sin embargo, a pesar del deterioro del precio, varios indicadores técnicos y on-chain sugieren que el movimiento podría acercarse a un punto de inflexión.
Durante la jornada del 19 de noviembre, Bitcoin perforó temporalmente los 90.000 dólares, su nivel más bajo en siete meses. El mercado respondió con fuerte liquidación por parte de posiciones apalancadas y una caída generalizada en las altcoins. Según analistas, el detonante inmediato fue la publicación de las actas de la Reserva Federal, que mostraron una división interna respecto a un posible recorte de tasas en diciembre. Esa falta de claridad elevó la volatilidad y empujó a los mercados de riesgo —incluyendo las criptomonedas— hacia posiciones más defensivas.
Aun así, especialistas señalan que este retroceso no representa necesariamente un quiebre estructural. Más bien, podría ser una etapa normal dentro de un ciclo de consolidación.
Un soporte clave toma protagonismo
Varios analistas on-chain destacan que el nivel de 2.800 dólares en Ethereum y el rango de 88.000 a 92.000 dólares en Bitcoin se han convertido en zonas de soporte importantes. En el caso de BTC, la concentración de compras históricas en esa franja y la actividad de las ballenas apuntan a un posible freno en la presión bajista.
Los datos muestran que las direcciones con entre 100 y 10.000 BTC —conocidas como tiburones y ballenas— incrementaron acumulación durante la caída. Este comportamiento suele ser un indicador de “redistribución positiva”, donde los pequeños traders venden por miedo y las manos fuertes absorben liquidez con descuento.
Al mismo tiempo, la cantidad de posiciones largas liquidadas disminuye. Esto reduce el riesgo de una nueva cascada de ventas forzadas y abre espacio para la estabilización. Paralelamente, el mercado observó un incremento de posiciones cortas, lo que genera un contexto ideal para un posible short squeeze si el precio rebota desde niveles actuales.
La caída del Bitcoin, ¿corrección saludable o señal de debilidad?
Para muchos traders, el retroceso sigue encajando dentro de los márgenes normales del ciclo actual. Analistas técnicos señalan que Bitcoin ha descendido siguiendo una estructura de “escalera de liquidez”: cada nivel de soporte —112k, 100k y 90k— actuó como piso temporal antes de ceder. El próximo nivel significativo se ubica en torno a los 85.000 dólares, donde confluyen demanda institucional y zonas de acumulación previas.
Arthur Hayes, cofundador de BitMEX, atribuyó esta caída no a debilidad intrínseca de Bitcoin, sino a un retroceso temporal en la liquidez global del dólar. De acuerdo con él, los flujos de arbitraje en los ETF y el movimiento de tesorerías corporativas disminuyeron, reduciendo la demanda marginal de BTC. Sin embargo, anticipa una recuperación hacia fin de año, cuando la liquidez vuelva a expandirse y los mercados tradicionales experimenten una corrección.
Fundamentos fuertes pese al precio
A nivel estructural, Bitcoin continúa mostrando un panorama sólido:
Los mineros mantienen reservas cercanas a los 1,8 millones de BTC.
El suministro en exchanges sigue en descenso.
Las instituciones mantienen interés creciente, aunque con rebalanceos tácticos.
La actividad on-chain en grandes direcciones señala acumulación, no distribución.
En otras palabras, la caída del Bitcoin no está respaldada por ventas masivas desde los sectores que usualmente marcan los techos del mercado.
Tensión presente, oportunidad en el horizonte
Aunque el sentimiento es negativo y la presión bajista persiste, la confluencia de soportes técnicos, acumulación institucional y reducción de ventas forzadas sugiere que Bitcoin podría encontrarse cerca de un punto de giro.
Para los inversores de largo plazo, el precio actual representa una zona históricamente favorable para aumentar posiciones. Para los traders, en cambio, el corto plazo seguirá marcado por volatilidad, posibles barridas de liquidez y un mercado hipersensible al contexto macroeconómico.
Lo que está claro es que la caída del Bitcoin no altera su tendencia de fondo. Si la liquidez global se restablece —como anticipan algunos analistas—, la segunda mitad del ciclo podría retomar la senda alcista con fuerza.


