El 12 de agosto, Monero (XMR), la criptomoneda enfocada en la privacidad, se convirtió en el epicentro de la controversia tras confirmarse un ataque del 51% ejecutado por Qubic, que logró concentrar más de la mitad del hash rate de la red.
El movimiento provocó una caída cercana al 9% en el precio de XMR, mientras que el token QUBIC registró un repunte de 57% en 30 días, según datos de Chaos Labs.
Cómo se produjo el ataque
El desarrollador Sergey Ivancheglo, conocido como Come-from-Beyond (CFB), afirmó en X que Qubic había superado el 51% del poder de cómputo de Monero. Posteriormente, Charles Guillemet, CTO de Ledger, confirmó la situación, advirtiendo que este dominio permite a Qubic huérfanar bloques competidores, reescribir transacciones, ejecutar doble gasto y censurar pagos.
Según Guillemet, mantener esta operación costaría alrededor de $75 millones diarios, aunque podría ser rentable a corto plazo. “En efecto, una cadena de $300 millones de capitalización está tomando el control de otra valorada en $6.000 millones”, advirtió.
La estrategia de Qubic se basó en un esquema de «pay-to-switch», ofreciendo pagos diarios de $3,13 a los mineros que migraran desde pools tradicionales de Monero, frente a los $0,64 habituales. Esto atrajo suficiente poder de cómputo para superar el umbral crítico del 51%.
Impacto en la red y en el mercado
En los últimos 30 días, el hash rate de Monero alcanzó 3,01 GH/s, impulsado por la migración masiva de mineros hacia Qubic. Paralelamente, el precio de XMR cayó 28%, mientras QUBIC subía con fuerza, favorecido por su modelo de quema diaria de tokens: la mitad de las ganancias mineras se distribuyen entre los mineros participantes y la otra mitad se usa para comprar y destruir QUBIC, generando presión alcista.
Aunque algunos desarrolladores cuestionan si el dominio de Qubic es completamente verificable debido a la estructura privada de Monero que oculta la propiedad del hash rate, el propio CFB ratificó que alcanzaron la cuota necesaria, afirmando que la acción buscaba “preparar a Monero para resistir futuros ataques de agencias gubernamentales”.
La comunidad y los desarrolladores de Monero enfrentan ahora un escenario complejo: el riesgo de una toma total de la red es real y las opciones de recuperación parecen limitadas.