Los ataques violentos vinculados al robo de criptomonedas se han convertido en una tendencia alarmante durante 2025, con un aumento significativo de secuestros, torturas y extorsiones dirigidas a inversores y empresarios del sector. El caso más reciente, ocurrido en Viena a finales de noviembre, expuso la brutalidad del fenómeno: un estudiante ucraniano de 21 años fue torturado y asesinado tras ser obligado a entregar las contraseñas de sus billeteras digitales. El crimen, perpetrado en el garaje de un hotel de lujo, terminó con los atacantes incendiando el vehículo de la víctima antes de huir hacia Ucrania.
Consultoras de riesgo y analistas de seguridad coinciden en que este tipo de delitos ya no son incidentes aislados. Solo en los primeros cinco meses del año se registraron 21 ataques violentos relacionados con criptomonedas, frente a 31 en todo 2024. Jameson Lopp, quien mantiene una base de datos pública sobre estos episodios, estima más de 50 ataques documentados en 2025, el doble del año anterior.
Crece la violencia en Europa: Francia como epicentro de los secuestros cripto
Francia concentra algunos de los episodios más graves del último año. En enero, el cofundador de Ledger, David Balland, y su pareja fueron secuestrados en su domicilio, donde los atacantes mutilaron a Balland antes de exigir un rescate millonario en criptomonedas. Las autoridades lograron frustrar el pago y detener a varios implicados, pero el caso abrió una investigación que reveló un patrón.
En meses posteriores, redes europeas de secuestradores dirigieron ataques contra familiares de empresarios vinculados al sector cripto. Entre los hechos más relevantes:
el padre de un conocido emprendedor fue raptado en París y sufrió mutilaciones antes de ser liberado en un operativo policial
la hija y el nieto del CEO de Paymium escaparon de un intento de secuestro en plena vía pública
investigaciones posteriores identificaron una red internacional dedicada a extorsionar a familias de figuras del ecosistema desde 2023
La estrategia, según los reportes policiales, se centra en secuestrar a familiares, considerados objetivos más vulnerables y menos preparados en medidas de seguridad.
Estados Unidos registra ataques de gran escala y modus operandi cada vez más sofisticados
En EE. UU., los casos revelan una combinación de violencia, secuestro prolongado y técnicas avanzadas de ingeniería social. En Nueva York, un inversionista cripto fue acusado de retener y torturar durante casi tres semanas a un socio extranjero para obtener acceso a fondos digitales. En Minnesota, dos hermanos de Texas están imputados por un ataque armado en el que una familia fue retenida durante horas mientras se drenaban cuentas por valor de 8 millones de dólares.
En la Costa Oeste, un residente de San Francisco perdió cerca de 11 millones de dólares en criptomonedas después de que un atacante disfrazado de repartidor ingresara en su hogar, lo atara y lo obligara a revelar credenciales y ubicaciones de hardware wallets. Investigadores consideran este caso como uno de los mayores robos físicos cripto en un solo ataque durante el año.
Reino Unido, Canadá, Latinoamérica y Asia reportan patrones similares
La tendencia es global. En el Reino Unido, un grupo criminal fue condenado a más de 70 años de prisión por secuestrar y torturar repetidamente a un hombre con el fin de extraer transferencias cripto. En Oxford, un ataque relámpago obligó a una víctima a transferir más de 1,5 millones de dólares en menos de 30 minutos.
En Canadá, documentos judiciales revelaron un caso particularmente grave en Quebec, donde una familia fue sometida a torturas físicas y agresiones sexuales mientras los atacantes vaciaban billeteras de Bitcoin.
En Brasil, en São Paulo, criminales secuestraron a la madre de un operador cripto y exigieron rescate en BTC. En Asia, se documentaron casos en Hong Kong, Filipinas y Tailandia, involucrando desde apuñalamientos hasta asesinatos tras intentos fallidos de obtener claves privadas.
Uno de los episodios de mayor repercusión fue el asesinato del empresario ruso Roman Novak y su esposa en los Emiratos Árabes Unidos, luego de que los agresores intentaran acceder a una supuesta fortuna de cientos de millones en criptomonedas que finalmente no existía.
Factores estructurales que explican la escalada
Analistas de seguridad identifican tres elementos clave detrás de esta ola de violencia:
Transparencia on-chain combinada con filtraciones de identidad: bases de datos filtradas, redes sociales y registros públicos permiten a los criminales vincular billeteras con direcciones físicas.
Autocustodia sin respaldo institucional: la imposibilidad de revertir transacciones convierte a los propietarios en objetivos de alto valor.
Coordinación criminal transfronteriza: los delincuentes aprovechan diferencias legales y barreras de extradición para operar con impunidad.
Este conjunto de factores ha convertido a los llamados “wrench attacks” —ataques físicos diseñados para obtener claves privadas— en una categoría profesionalizada del crimen internacional.
Un giro obligado en la seguridad de los usuarios cripto
Expertos advierten que el modelo tradicional de privacidad cripto ya no es suficiente. Se espera que usuarios con grandes tenencias adopten estructuras societarias anónimas, mayor separación entre identidad digital y física, estrategias avanzadas de custodia como multisig y timelocks, y medidas de seguridad domiciliaria más estrictas.
Las autoridades, por su parte, enfrentan el desafío de coordinar fuerzas transfronterizas y acelerar mecanismos para rastrear fondos tras los secuestros.
La conclusión es clara: la violencia ligada al robo de criptomonedas dejó de ser un riesgo teórico o anecdótico. En 2025 se ha convertido en un fenómeno global, organizado y en expansión, que obliga a replantear la seguridad personal de todos los actores del ecosistema.


