El debate sobre el estado actual del mercado de Bitcoin se intensificó tras la afirmación del CEO de CryptoQuant, Ki Young Ju, quien sostuvo que “la mayoría de los indicadores on-chain de Bitcoin son bajistas” y que, sin una mejora en la liquidez macro, el mercado entraría en un ciclo bajista. Sus comentarios, anclados en paneles compuestos de métricas on-chain y modelos de liquidez global, interpretan la corrección de noviembre como más que un retroceso normal: un posible preludio de una fase descendente de mayor amplitud.
Sin embargo, la evidencia no es concluyente. Los datos reflejan un entorno de tensión que podría derivar en dos escenarios claramente distintos: un nuevo ciclo bajista o un reseteo profundo dentro de un mercado aún estructuralmente alcista.
La tesis bajista: señales que recuerdan los inicios de 2022
Los indicadores que respaldan la postura de Ki muestran una sincronía preocupante, al alinearse con los patrones observados en los primeros meses de 2022.
El MVRV, uno de los termómetros más utilizados para identificar zonas de sobrevaloración o infravaloración, se ubica entre 1.8 y 2.0, un punto intermedio lejos de los niveles de euforia, pero también distante de las zonas de valor extremo bajo 1.0 que marcaron los fondos de 2018, 2020 y 2022.
El SOPR, que mide si los BTC movidos en la cadena se venden con ganancia o pérdida, cayó por debajo de 1.0 en noviembre, indicando que la venta con pérdidas reaparece tras meses de fortaleza.
Las RHODL Waves evidencian distribución por parte de holders de largo plazo, especialmente desde mediados de año, acelerándose durante la caída hacia niveles superiores a los $90,000.
Las reservas de mineros continúan descendiendo, alcanzando mínimos plurianuales, una señal histórica de estrés.
La liquidez en stablecoins se ha estancado o reducido, debilitando la capacidad de absorción de caídas y de alimentar un nuevo tramo alcista.
La lectura bajista interpreta esta confluencia como el inicio de una fase descendente clásica: enfriamiento de expectativas, ventas de holders veteranos, presión minera y caída de liquidez.
La lectura intermedia: señales de agotamiento, no un cambio de ciclo completo
Otros analistas reconocen las presiones detectadas por CryptoQuant, pero argumentan que aún no existen elementos suficientes para hablar de un techo macro.
El MVRV, aunque más bajo, no está en zona de infravaloración profunda, típica de los pisos de ciclo.
El SOPR bajo 1.0 refleja dolor, pero no se ha mantenido deprimido por largos periodos, como ocurrió en etapas bajistas prolongadas.
Los niveles de precios realizados y las bandas de valor sugieren que la estructura principal del ciclo se mantiene por encima de los soportes determinantes del mercado.
Adicionalmente, el mercado registró:
Una limpieza significativa de apalancamiento, con el open interest cayendo de $46 mil millones a $28 mil millones.
Señales de acumulación de grandes entidades en la zona de los $90,000, lo que sugiere absorción tras la liquidación generalizada.
Reanudación de inflows hacia ETFs a comienzos de diciembre, con entradas netas moderadas.
Esta postura interpreta el retroceso como un “reset” típico de un bull market avanzado, no como un cambio de tendencia secular.
El papel decisivo de la liquidez global
Aquí se concentra el eje del desacuerdo.
Ki sostiene que, sin expansión de liquidez global, el mercado no puede sostener un nuevo tramo alcista. Su tesis se apoya en la caída prolongada de la liquidez neta global durante los últimos años debido a:
inflación persistente
subidas de tipos
programas de endurecimiento cuantitativo (QT)
Este entorno, argumenta, “suprime el potencial alcista” de forma estructural.
Otras firmas ofrecen lecturas mixtas:
I/O Fund detecta señales de agotamiento en la liquidez global, lo que históricamente coincide con techos de ciclos.
Bitwise defiende que la liquidez sigue siendo “robusta” y que no existen señales de una fase final explosiva propia de los techos de mercado.
Glassnode y Fasanara adoptan un enfoque neutral: vinculan la caída de BTC al endurecimiento de liquidez, pero no identifican aún un máximo definitivo.
Estado actual: señales amarillas, no rojas
La convergencia de indicadores describe un mercado bajo presión, pero no en colapso estructural. La mayoría de las métricas reflejan tensión propia de un tramo avanzado del ciclo, sin los niveles extremos que caracterizan un mercado bajista plenamente confirmado.
La definición del próximo movimiento dependerá de la variable clave: la liquidez global.
Si continúa contrayéndose, la tesis bajista de Ki ganará fuerza. Si se estabiliza o mejora, el escenario más probable será una reanudación gradual del ciclo alcista tras una corrección profunda.
Bitcoin se encuentra, por ahora, en un punto de inflexión, con señales mixtas que exigen una lectura matizada más que un veredicto definitivo.


