Las stablecoins se convirtieron en tema central de la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) celebrada el 29 y 30 de julio, según las minutas publicadas el 20 de agosto. A menos de dos semanas de la firma del GENIUS Act (18 de julio), la primera ley federal integral sobre estos instrumentos, los responsables de la Reserva Federal dedicaron múltiples intervenciones a evaluar cómo podrían impactar el sistema financiero bajo el nuevo marco normativo. El mensaje fue nítido: hay beneficios potenciales, pero también riesgos que requieren vigilancia y coordinación regulatoria.
Qué dijeron las minutas
El FOMC se refirió de manera repetida a las “payment stablecoins”, destacando su posible expansión tras el nuevo marco legal. En su análisis compararon estas fichas digitales con fondos de liquidez privados y fondos del mercado monetario extraterritoriales, categorías que han crecido rápido y que, a juicio de los participantes, presentan menor transparencia que los fondos monetarios tradicionales. La lectura del comité es que GENIUS Act puede catalizar su uso, y eso obliga a anticipar efectos de segundo orden sobre el crédito, la liquidez y los canales de transmisión de la política monetaria.
Eficiencia y demanda de activos seguros
Entre los beneficios reconocidos, las minutas subrayan mejoras de eficiencia en los sistemas de pago: liquidaciones más rápidas, menor fricción operativa y reducción de procesos manuales. Además, si continúan los diseños de respaldo con activos de alta calidad, en especial bonos del Tesoro de EE. UU., el crecimiento de las stablecoins podría aumentar la demanda de esos títulos, reforzando el nexo entre finanzas tradicionales y criptoinfraestructura. Para bancos y tesorerías corporativas, ese encaje con instrumentos seguros ofrece un punto de apoyo para integrar rails digitales sin renunciar a estándares prudenciales.
Riesgos para la política monetaria y la banca
El FOMC también dejó claras sus preocupaciones. Un despegue acelerado de las stablecoins podría desplazar depósitos fuera del perímetro bancario, alterar el costo y la disponibilidad del crédito, y complicar la implementación de la política monetaria si una parte creciente de los pagos y del ahorro transita por vehículos no bancarios. Otro foco es el riesgo de liquidez: en episodios de estrés, los emisores podrían verse forzados a vender reservas de manera procíclica, amplificando la volatilidad de los mercados de money-market. Por eso, los participantes enfatizaron la necesidad de monitorear la calidad, composición y transparencia de las reservas, así como los mecanismos de redención a la par.
Supervisión: en qué se enfocará la Fed
A la luz del GENIUS Act, los funcionarios anticipan un trabajo coordinado entre el banco central y otras agencias para:
Establecer requisitos claros sobre activos elegibles en reserva, segregación, valuación y divulgación.
Definir controles de liquidez y pruebas de estrés que contemplen escenarios de reembolsos masivos.
Supervisar interconexiones con bancos, fondos y proveedores de infraestructuras de pago, limitando riesgos de contagio.
Asegurar esquemas de gobernanza y custodia robustos, con auditorías periódicas y reglas de gestión de conflictos.
El objetivo, según se desprende de las minutas, no es frenar la innovación sino alinearla con salvaguardas que preserven la estabilidad financiera.
Sintonía con el discurso de Powell
La discusión del FOMC es consistente con los mensajes que Jerome Powell ha dado durante el año: se necesita marco regulatorio específico para las stablecoins, que el público percibe como dólares digitales de amplio uso potencial. En esa línea, el presidente de la Fed ha mantenido una postura neutral sobre Bitcoin —al que ha descrito como “oro digital” más que como competidor del dólar—, dejando claro que el debate operativo y regulatorio se centra especialmente en los tokens referenciados a moneda fiduciaria.
¿Qué viene ahora?
Con el GENIUS Act en vigor, la Fed parece encaminada a un mapeo exhaustivo de riesgos y a la definición de estándares operativos que permitan que las stablecoins se integren a los pagos sin erosionar los pilares del sistema. El mercado, por su parte, leerá con atención cómo evolucionan tres vectores:
Transparencia de reservas y redención a la par, cruciales para la confianza del usuario.
Interoperabilidad con sistemas bancarios y cámaras de compensación.
Tratamiento prudencial de exposiciones a emisores y custodios en balances de bancos y fondos.
Clave para el mandato de la Fed
Que las stablecoins ocupen un espacio prominente en las minutas es una señal inequívoca: han pasado a ser un asunto de política pública central, con ramificaciones sobre pagos, mercados de dinero y transmisión de la política monetaria. La hoja de ruta que emerja de aquí definirá cuánto y cómo estos instrumentos podrán complementar —o tensionar— la infraestructura monetaria existente. Por ahora, el mensaje del FOMC combina apertura a la eficiencia con una cautela operativa: innovación sí, pero con reglas claras y supervisión a la altura del desafío.