Esa es la grieta que separa hoy a BlackRock y al Fondo Monetario Internacional, dos instituciones que observan la misma tecnología pero proyectan futuros radicalmente distintos para el sistema financiero mundial.
Visiones contrapuestas: infraestructura vs. riesgo sistémico
En un artículo publicado el 1 de diciembre en The Economist, Larry Fink y Rob Goldstein —CEO y COO de BlackRock— calificaron la tokenización como “la actualización más importante del mercado desde los inicios de internet”. Su tesis: registrar activos en ledgers digitales reducirá costos, acelerará ciclos de liquidación y ampliará el universo de inversión global.
En el otro extremo, el FMI advierte que este mismo mecanismo podría generar flash crashes, fracturas de liquidez y cascadas automatizadas que propaguen fallos locales como “efectos dominó atómicos”.
Ambas instituciones parten de misiones diferentes. BlackRock impulsa infraestructura para ampliar el acceso global a mercados y optimizar el rendimiento de sus productos. El FMI, encargado de velar por la estabilidad monetaria internacional, evalúa escenarios donde la automatización y el settlement instantáneo rompen los amortiguadores que frenan una crisis.
La tokenización ya es un mercado de cientos de miles de millones
De acuerdo con Token Terminal, el ecosistema tokenizado en su conjunto se acerca a los 300.000 millones de dólares, dominado por stablecoins como USDT y USDC. Sin embargo, el verdadero experimento ocurre en el segmento de activos del mundo real (RWAs), que ronda los 30.000 millones.
Este sector incluye:
Bonos del Tesoro tokenizados, como el fondo BUIDL de BlackRock.
Crédito privado on-chain.
Oro digitalizado y metales preciosos.
Fracciones tokenizadas de inmuebles y deuda corporativa.
Ya no se trata de pilotos experimentales: son productos regulados con flujos reales de capital.
Las proyecciones varían según el enfoque.
RedStone Finance estima un escenario “blue sky” con 30 billones de dólares tokenizados para 2034.
McKinsey ofrece una visión más prudente: duplicación del mercado a medida que instituciones migren a infraestructuras blockchain.
Incluso el escenario conservador implica una reconfiguración multimillonaria del sistema financiero.
El problema del FMI: el riesgo del “atomic settlement”
En la infraestructura actual, los mercados funcionan con liquidación diferida, permitiendo netear transacciones al final del día. Esto conserva liquidez y reduce tensiones en momentos de estrés.
La tokenización propone lo opuesto:
todas las operaciones deben liquidarse instantáneamente y con fondos preexistentes.
El FMI alerta que:
En periodos volátiles, la demanda de liquidez inmediata podría dispararse.
La ausencia de amortiguadores temporales podría amplificar choques.
Contratos inteligentes interconectados pueden desencadenar liquidaciones en cadena antes de que los reguladores detecten la anomalía.
La misma eficiencia que promete la tokenización se convierte en un mecanismo de aceleración del riesgo.
El debate sobre la próxima fuente de liquidez global
Para muchos analistas, la tokenización no es solo una tecnología: es la puerta de entrada a la próxima ola de crecimiento del mercado, impulsada por:
Crédito privado tokenizado
Instrumentos de deuda del mundo real (RWAs)
Vaults institucionales con rendimientos programables
La narrativa:
la liquidez institucional, que tradicionalmente opera con reglas estrictas y procesos lentos, podría migrar hacia mercados tokenizados en busca de eficiencia y rendimiento.
El obstáculo es regulatorio.
Normas como Basel III Endgame penalizan la exposición a ciertos activos digitales, clasificándolos como “Group 2”. Esto dificulta que bancos y aseguradoras diferencien entre criptomonedas volátiles y valores tokenizados regulados.
Hasta que esa frontera no se defina, el famoso “muro de dinero” permanece latente.
Un mercado prometedor… pero aún opaco
Si el flujo institucional llega sin marcos regulatorios claros, el FMI advierte sobre riesgos ocultos:
Dependencias circulares entre contratos automatizados
Instrumentos tokenizados sin visibilidad suficiente de riesgo
Ciclos de liquidación demasiado rápidos para ser controlados
Préstamos colateralizados digitales que pueden desarmarse en segundos
La interoperabilidad, la estandarización y los mecanismos automatizados de control de riesgo serán determinantes para evitar vulnerabilidades sistémicas.
La tokenización ya dejó de ser una hipótesis. Los mayores gestores de activos del mundo la están integrando, mientras los reguladores intentan anticipar riesgos inéditos en mercados que operan a velocidades imposibles de moderar.
Lo que está en disputa no es si la tokenización transformará las finanzas globales, sino cómo lo hará y quién controlará los mecanismos que definirán su estabilidad a largo plazo.

