En una jornada marcada por el desconcierto geopolítico y la volatilidad financiera, el ecosistema de las criptomonedas vivió una recuperación notable tras el sorpresivo anuncio de un alto al fuego entre Irán e Israel, comunicado por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través de su plataforma Truth Social en la madrugada del 24 de junio.
“¡FELICITACIONES A TODOS! Se ha acordado por completo entre Israel e Irán que habrá un CESE TOTAL Y COMPLETO DEL FUEGO”, escribió Trump, sin brindar mayores detalles ni confirmar fuentes oficiales.
Aunque los gobiernos involucrados no emitieron declaraciones inmediatas al respecto, la noticia bastó para provocar una reacción positiva y rápida en los mercados globales, especialmente en el mundo cripto, donde el precio de Bitcoin (BTC) se disparó más de un 3% para recuperar la barrera de los 105.000 dólares, apenas días después de haber caído por debajo de los 100.000, su nivel más bajo desde mayo.
El mercado cripto se contagia del alivio geopolítico
El repunte de Bitcoin no fue un caso aislado. Las principales altcoins se sumaron al rebote con fuerza. Ethereum (ETH) avanzó un 6% hasta los 2.417 dólares, mientras que Cardano (ADA) y Dogecoin (DOGE) subieron 6% cada una, cotizando en 0,58 y 0,16 dólares, respectivamente. Las sorpresas del día fueron Solana (SOL) y XRP, que lideraron las ganancias con incrementos superiores al 7%, consolidando sus precios en 144 y 2,18 dólares al momento del cierre de este artículo.
Este tipo de movimientos evidencia la alta sensibilidad del mercado cripto a los acontecimientos internacionales. En este caso, el temor por una guerra prolongada dio paso a un alivio inmediato ante la posibilidad de una pausa diplomática, por más frágil o momentánea que esta pueda ser.
Más de 370 millones de dólares en liquidaciones
El brusco cambio de tendencia dejó atrapados a cientos de operadores que habían apostado por la caída del mercado. Según datos de CoinGlass, se liquidaron más de 370 millones de dólares en posiciones en corto. Ethereum encabezó la lista con 119 millones, seguido por altcoins como Solana, Cardano y XRP, donde las pérdidas por liquidaciones superaron los 40 millones de dólares.
Estas cifras reflejan no solo la volatilidad del mercado, sino también la alta exposición al apalancamiento de muchos traders. En contextos de noticias impredecibles, como conflictos armados o anuncios políticos sin confirmar, el efecto dominó en las plataformas de futuros puede amplificar drásticamente los movimientos de precios.
Reacciones desde el análisis técnico y geopolítico
Para Valentin Fournier, analista de BRN, la reacción del mercado fue lógica dada la magnitud del conflicto: “El anuncio de Trump fue interpretado como una señal de desescalada, aunque carece de confirmación oficial. Aun así, el mercado lo tomó como un respiro, y eso explica el rebote rápido”.
Fournier advierte que los inversores deben mantenerse cautelosos, ya que «treguas anteriores entre Irán e Israel han sido de corta duración», y la volatilidad podría regresar si no se consolida un proceso diplomático más robusto.
¿Hacia un nuevo ciclo alcista?
Aunque es pronto para afirmar que el mercado ha iniciado un nuevo ciclo alcista, lo cierto es que el miedo extremo que dominó la semana anterior parece haber dado paso al optimismo. Con una agenda económica cargada —que incluye comparecencias del presidente de la Fed, Jerome Powell— y sin nuevos ataques en el terreno bélico, los inversores estarían recalibrando sus expectativas de riesgo.
En paralelo, el precio del petróleo —otro termómetro del conflicto— mostró señales mixtas. El crudo Brent alcanzó brevemente los 81,40 dólares, aunque cerró más cerca de 77, lo que sugiere que los mercados aún consideran que el Estrecho de Ormuz sigue abierto al tránsito marítimo, una señal clave para la estabilidad energética mundial.
Por su parte, los contratos de futuros del oro sorprendieron al retroceder un 0,4%, influenciados por el fortalecimiento del dólar como activo refugio. La relación inversa entre el oro y el dólar volvió a ponerse de manifiesto, dejando claro que el ecosistema financiero global sigue siendo extremadamente sensible a cualquier señal de tensión.