El presidente Donald Trump firmó el 7 de agosto una orden ejecutiva que permite incluir criptomonedas como Bitcoin y Ethereum en los planes de retiro 401(k), sujeto a la elaboración de nuevas reglas por parte de las agencias regulatorias. La medida, que involucra al Departamento de Trabajo, la SEC y el Tesoro de Estados Unidos, busca abrir el menú de inversión de los planes de contribución definida a activos alternativos, integrando así el ecosistema cripto en el sistema de ahorro previsional más grande del país.
Un cambio estructural para los planes de retiro
Hasta ahora, la participación de criptomonedas en planes 401(k) había sido limitada debido a advertencias regulatorias y restricciones fiduciarias. La nueva orden instruye a las agencias a revisar estas limitaciones y a diseñar vías de acceso compatibles con las reglas de la Ley de Seguridad de Ingresos de Jubilación para Empleados (ERISA).
Este cambio podría tener un impacto potencialmente masivo: según Investment Company Institute, los planes de contribución definida sumaban 12,2 billones de dólares en activos a 31 de marzo, de los cuales 8,7 billones pertenecen a planes 401(k). Incluso una asignación predeterminada del 0,10% en estos portafolios, si se implementara de forma amplia, equivaldría a 12.200 millones de dólares en flujo estructural hacia criptoactivos.
Modelos de adopción y flujo potencial
El efecto real dependerá de dos factores: el porcentaje de asignación por defecto que adopten los planes y el número de planes que decidan implementar esta opción. Por ejemplo, si una cuarta parte de los planes añadiera un “sleeve” cripto del 0,25%, se generarían aproximadamente 7.600 millones de dólares en flujos anuales provenientes de contribuciones salariales y aportes patronales.
El análisis de posibles escenarios para 2026 muestra rangos que van desde 1.220 millones de dólares (0,10% de asignación en el 10% de los activos de DC) hasta 61.000 millones de dólares (1% de asignación en el 50% de los activos).
De la prohibición a la integración
El cambio político viene precedido por un giro en la postura regulatoria. El 28 de mayo, el Departamento de Trabajo revocó una guía de 2022 que instaba a ejercer “extremo cuidado” antes de ofrecer cripto en planes de retiro, lo que había generado un efecto disuasorio entre los fiduciarios. Con la nueva orden, se elimina esa restricción y se abre paso a la inclusión bajo criterios de prudencia aplicables a cualquier activo.
Esto supone que las criptomonedas podrían formar parte de vehículos diversificados, como los fondos de fecha objetivo (TDF) o los fideicomisos de inversión colectiva (CIT), estructuras que concentran gran parte de los flujos de los participantes y que se ajustan automáticamente al horizonte temporal del inversor.
Cómo se integraría el cripto en los portafolios
La idea no es ofrecer criptomonedas como opción aislada, sino integrarlas en pequeñas proporciones dentro de carteras diversificadas. Este enfoque permitiría que, a través de ETF al contado de Bitcoin o Ethereum, las aportaciones periódicas de los trabajadores se traduzcan en compras regulares de criptoactivos en el mercado primario, creando una demanda sostenida a lo largo del tiempo.
Esta modalidad de flujo programático podría tener un efecto más estable sobre el mercado que una simple ola de compras iniciales, ya que estaría vinculada a los ciclos de nómina y a los procesos de rebalanceo de carteras.
Debate entre oportunidades y riesgos
Si bien los defensores ven la medida como una forma de diversificar carteras y ampliar el acceso a nuevas clases de activos, los críticos alertan sobre la volatilidad, la valoración y los costos asociados a los criptoactivos. Además, recalcan la necesidad de que se implementen salvaguardas, criterios de diligencia y estructuras de custodia seguras para proteger a los ahorristas.
Por su parte, algunos patrocinadores de planes podrían optar por canalizar la exposición a través de cuentas administradas o fondos diversificados en lugar de ofrecer opciones directas, centralizando así la selección de productos y la comunicación con los participantes.
Próximos pasos
La orden ejecutiva desplaza el debate de si los planes pueden incluir cripto hacia cómo lo harán, bajo qué porcentaje y con qué salvaguardas. Las agencias reguladoras deberán ahora emitir guías técnicas, aprobar productos y coordinar la integración con los administradores de registros.
Si se concreta, esta medida podría marcar un antes y un después en la adopción institucional de criptomonedas, vinculando el mercado de activos digitales con el flujo constante y predecible de los ahorros para la jubilación de millones de trabajadores estadounidenses.