Eso es exactamente lo que está ocurriendo con Strategy Inc., la antigua MicroStrategy, que en 2025 ejecutó una de las transformaciones corporativas más agresivas jamás vistas en los mercados públicos: se convirtió en la mayor acumuladora de Bitcoin financiada con capital bursátil. Sin embargo, el mismo diseño financiero que impulsó esa hazaña ahora bloquea su entrada al índice más influyente del mundo.
Una ambición que chocó con su propia narrativa
Durante 2025, Strategy recaudó 21.000 millones de dólares mediante siete instrumentos financieros —common equity, preferred equity y convertible debt— para expandir su reserva hasta 641.000 BTC, equivalente a casi un 3% del suministro total de Bitcoin.
Pero el éxito del balance produjo un efecto colateral inesperado: la acción dejó de comportarse como una empresa tecnológica y empezó a moverse casi en sincronía con el precio de Bitcoin, mientras su estructura de financiamiento añadía otra capa de complejidad.
La acción cayó 68% desde sus máximos.
Las posiciones institucionales bajaron de $36.32B a $30.94B en dos trimestres.
La empresa depende de emisiones recurrentes para sostener su estrategia.
Este giro dejó a Strategy en una especie de limbo: demasiado volátil para inversionistas tradicionales, demasiado apalancada para gestores conservadores y demasiado dependiente de Bitcoin para clasificarse como empresa de software.
El año en el que la estructura de capital redefinió a Strategy
Los gráficos financieros internos muestran el peso del financiamiento:
$11.9B en common equity
$6.9B en preferred equity
$2.0B en convertible debt
Esta secuencia no solo amplió la tesorería: reconfiguró la naturaleza de la empresa.
Cada ronda diluyó a los accionistas previos y reforzó la percepción de que la prioridad absoluta de la compañía era seguir acumulando Bitcoin, aun a costa de erosionar el valor por acción.
Mientras el mercado premiaba proyectos con ingresos predecibles y modelos operativos equilibrados, Strategy avanzó en la dirección contraria: una entidad diseñada para amplificar la volatilidad del mercado, no para suavizarla.
Reacomodo estratégico: 58.000 BTC trasladados a Fidelity
El cambio no fue solo financiero.
Datos de Arkham Intelligence revelan movimientos masivos en custodia:
58.000 BTC transferidos recientemente a Fidelity Digital Assets
165.709 BTC enviados allí desde 2023
641.692 BTC en total bajo gestión corporativa
El paso de Coinbase hacia un modelo multi-custodio responde a exigencias de riesgo operacional provenientes de bancos, tenedores de deuda y analistas crediticios.
Pero la transición también introduce un problema:
Fidelity opera custodia en modo “omnibus”, agregando activos en grandes clusters on-chain.
Eso implica:
Más redundancia y seguridad institucional
Menos visibilidad pública para analistas on-chain
Pérdida de la trazabilidad directa que caracterizaba a MicroStrategy
Es decir, la empresa ahora es más segura para acreedores, pero más opaca para el mercado minorista.
El “BTC Rating”: el indicador creado para tranquilizar a los acreedores
A medida que la deuda creció, Strategy creó una métrica interna: el Bitcoin (BTC) Rating, que compara el valor de mercado de su reserva con el valor nominal de los bonos convertibles en circulación.
A precios actuales, los datos muestran:
A $74.000 por BTC, la cobertura es 5.9x
Incluso con un Bitcoin a $25.000, la cobertura sería 2.0x
Para los tenedores de deuda, esto significa una amplia protección.
Para los accionistas, el indicador ofrece poco consuelo: no reduce la dilución ni amortigua los resultados trimestrales, que dependen exclusivamente del precio de Bitcoin.
La estructura beneficia al crédito, no al capital.
La barrera contable que impide su entrada al S&P 500
Strategy cumple los criterios de:
capitalización
liquidez
antigüedad en mercados públicos
Pero falla en uno decisivo: cuatro trimestres consecutivos de ganancias positivas.
El motivo es estructural:
Cuando Bitcoin sube, Strategy reporta ganancias gigantescas.
Cuando Bitcoin cae, reporta pérdidas gigantescas.
La contabilidad mark-to-market amplifica los ciclos.
Este patrón hace imposible entregar resultados consistentes y, por ende, cumplir con el estándar del S&P 500. Sin esa certificación, la empresa queda excluida del flujo de compras pasivas que podrían amortiguar su volatilidad.
En otras palabras, Strategy tiene la escala financiera de un miembro del índice, pero no el perfil contable que el comité exige.
Una compañía entre dos mundos
Strategy logró lo que ninguna empresa pública había intentado:
construyó una reserva corporativa de Bitcoin sin precedentes,
financió su crecimiento mediante mercados de capital globales,
cambió de custodio para mejorar su resiliencia,
y desarrolló métricas propias para defender su apalancamiento.
Pero el costo es evidente:
la narrativa accionaria está fracturada.
Los acreedores ven seguridad; los accionistas ven dilución y un modelo dependiente de emisiones constantes.
La empresa ganó su lugar como gigante del Bitcoin corporativo, pero su propio diseño financiero sigue siendo el obstáculo que le impide acceder al círculo más exclusivo del mercado bursátil estadounidense.


