A semanas de iniciar 2026, Estados Unidos activó dos relojes distintos: uno que amplía de forma silenciosa los canales de distribución de Bitcoin hacia el ahorro tradicional, y otro que sienta las bases para stablecoins bancarias que no llegarán mañana, pero podrían redefinir la liquidez on-chain en los próximos años.
Enero abre los canales de distribución
El primer cambio es inmediato y operativo. Vanguard, el mayor gestor de activos del mundo con cerca de 11 billones de dólares bajo gestión, revirtió su histórica prohibición sobre criptomonedas. Desde diciembre, sus clientes pueden acceder a ETF spot de Bitcoin, Ethereum y otros activos digitales a través de productos de terceros. Aunque Vanguard no lanzará fondos propios, la decisión habilita el acceso potencial a unos 50 millones de inversores a nivel global.
En paralelo, Bank of America ajustó sus lineamientos internos. A partir de los primeros días de enero, asesores de Merrill Lynch y Private Bank pueden recomendar activamente productos cripto cotizados en bolsa, en lugar de limitarse a ejecutar órdenes del cliente. La guía sugiere asignaciones prudentes, entre 1% y 4%, principalmente en ETF de Bitcoin estadounidenses.
No se trata de flujos garantizados ni inmediatos. Los portafolios modelo avanzan lentamente, y los filtros de cumplimiento reducen el universo elegible. Sin embargo, la infraestructura ya está habilitada. El comprador marginal que aparece en el primer trimestre de 2026 no es un fondo cripto apalancado, sino cuentas de retiro y ahorro tradicional incorporando una pequeña exposición a BTC.
Estacionalidad favorable, con antecedentes recientes
El calendario también importa. Históricamente, el primer trimestre ha sido uno de los mejores períodos para Bitcoin. Desde 2013, febrero suele registrar retornos positivos de dos dígitos, y marzo muestra una tendencia similar. En promedio, el Q1 ha superado el 50% de retorno, solo por detrás del cuarto trimestre.
No obstante, 2025 rompió el patrón. Bitcoin cerró el primer trimestre con una caída cercana al 12%, la peor en una década, en medio de incertidumbre macroeconómica, pese al halving y a los flujos iniciales hacia ETF. La estacionalidad es una tendencia, no una ley.
La diferencia ahora es el posicionamiento. Las expectativas se han enfriado y los objetivos de precio se han ajustado a la baja. Standard Chartered redujo su proyección para finales de 2025 de 200.000 a 100.000 dólares, y su objetivo para 2026 de 300.000 a 150.000 dólares. El mensaje es claro: el próximo rally dependerá más de flujos constantes que de narrativas exuberantes.
GENIUS Act: el reloj regulatorio empieza a correr
El segundo cambio es estructural y de más largo plazo. El 16 de diciembre, la FDIC publicó un aviso de propuesta normativa (NPRM) bajo la GENIUS Act, iniciando formalmente el proceso para que bancos estatales supervisados a nivel federal puedan emitir stablecoins de pago mediante subsidiarias.
La propuesta define un marco claro:
Respaldo 1:1 con reservas de alta calidad
Reglas estrictas de capital, liquidez y gestión de riesgos
Políticas de redención obligatoria a valor fijo
Informes mensuales preparados por contadores
Prohibición de rehypothecation, salvo excepciones muy acotadas
El cronograma es clave. El período de comentarios es de 60 días y la GENIUS Act no entra en vigor hasta enero de 2027, o 120 días después de la publicación de las reglas finales. Incluso en un escenario acelerado, finales de 2026 sería el primer momento realista para ver stablecoins bancarias operativas en blockchains públicas.
Stablecoins bancarias: impacto diferido, pero profundo
Por eso, este proceso no es un catalizador para el primer trimestre. No habrá una avalancha de dólares bancarios on-chain en enero. Sin embargo, el marco GENIUS apunta a un futuro en el que subsidiarias de bancos asegurados emitan tokens de dólar bajo reglas federales unificadas.
Si grandes bancos avanzan en esa dirección, las implicaciones serían relevantes:
Liquidez programable más barata y confiable
Mejor colateral y settlement para market makers de ETF
Spreads más ajustados y mercados derivados más profundos
Mayor confianza institucional en tokens de dólar on-chain
El contraste con el ecosistema actual —dominado por emisores offshore— es sustancial. Cambia quién puede custodiar esos activos, cómo se integran a flujos institucionales y qué rol juegan en la infraestructura financiera.
Matemática de distribución, no titulares
El relato del primer trimestre es más simple que el de 2027. La expansión de canales de distribución vía Vanguard y Bank of America coincide con una estacionalidad históricamente favorable y con expectativas de mercado más moderadas. En este entorno, cada punto porcentual asignado a BTC por cuentas tradicionales importa más que nunca.
La GENIUS Act corre en paralelo como una señal estructural: define de dónde podría provenir la próxima ola de liquidez en dólares on-chain, pero no la activa todavía. El corto plazo pondrá a prueba si la ampliación del acceso y los vientos estacionales logran estabilizar a Bitcoin tras un cierre débil de 2025.
Lo que venga después dependerá menos de los anuncios y más de la ejecución: cuántos clientes de Vanguard compran en febrero, cuántos asesores bancarios recomiendan una pequeña asignación, y si los bancos que podrían emitir stablecoins bajo GENIUS deciden realmente construir esa infraestructura.

