La pregunta no es solo qué pasó. La pregunta interesante es: quién quedó adentro del auto después del choque, quién siguió manejando y quién se bajó temblando en la banquina.
Durante buena parte de 2025, Bitcoin viajó con piloto automático: ETF spot batiendo récords, precio escalando hasta los 126.000 USD, un mercado dopado de apalancamiento que creía que cada corrección era una invitación al “buy the dip”.
El viernes 21 de noviembre fue el frenazo seco:
- Precio a 80–84k,
- Open interest desplomándose 35%,
- Funding profundamente negativo,
- Capitulación visible a simple vista en volumen.
El mercado no solo cayó: se descosió el apalancamiento.
Esta semana, BTC intenta reordenarse. El rango 80–85k actuó como contención, mientras los 90–92k funcionan ahora como zona de respiración. Es una fase quirúrgica: reconstrucción de suelo, no euforia.
Wall Street vende, la vieja guardia acumula
El contraste más nítido está en los flujos.
Del lado vendedor:
los ETFs spot atravesaron en noviembre una de sus peores rachas desde el lanzamiento, con 3 a 3,5 mil millones de dólares en salidas y días como el 21/11 con más de 900 millones de outflows. El institucional regulado soltó lastre.
Del lado comprador:
los datos on-chain muestran que quienes más vendieron fueron los holders de ciclo medio, mientras las ballenas de largo plazo (5+ años) no solo no capitularon: aumentaron su proporción de suministro inmovilizado.
En palabras simples:
el “viejo dinero” está acumulando lo que el ETF descarga.
Esa tensión —entre la oferta regulada y la acumulación on-chain— es hoy uno de los motores silenciosos del rebote.
La Fed en la niebla y el precio del miedo
Mientras todo esto ocurre, la Fed atraviesa su propia oscuridad:
el shutdown obligó a cancelar el IPC de octubre. Powell lo resumió con una frase que quedará para el archivo: “estamos conduciendo en la niebla”.
Sin datos claros, decidir si recortar o mantener tasas se volvió un acto de política monetaria casi intuitivo. Y cuando la Fed duda, todos los activos de riesgo pagan esa incertidumbre, incluido Bitcoin:
no actúa como refugio, sino como activo cíclico que sufre cuando la prima de riesgo sube.
Inflación incómoda, aversión al riesgo, tensiones comerciales: no hay viento de cola, solo turbulencia.
Lo que observamos
El 21 de noviembre no fue simplemente un desplome: fue el punto de inflexión del mes. La vela de capitulación barrió liquidez por debajo de los mínimos, dejó un volumen excepcional y, sobre todo, reveló absorción institucional en zonas donde la mayoría solo veía pánico.
Desde ese quiebre, Bitcoin inició un rebote técnico que no es casual ni errático:
- mínimos crecientes,
- recuperación de medias rápidas,
- freno evidente del impulso vendedor.
La estructura general sigue siendo descendente, sí, pero el rebote tiene intención y orden, y eso importa cuando se busca distinguir ruido de proceso.
Ahora el precio enfrenta su primera prueba seria en la zona 97.500–100.500 USD:
una confluencia entre el HVN del perfil de volumen y la base del último quiebre bajista. Es el tipo de zona donde el mercado se define sin metáforas: o aparece la oferta y se retoma la presión bajista, habilitando un regreso a soportes inferiores, o la demanda absorbe y se habilita el tramo de recuperación hacia niveles superiores.
Si la defensa del área de 80.500 USD permanece intacta, ese nivel podría convertirse en un soporte macro relevante. Pero será la reacción en esta franja de oferta superior la que determine si estamos ante un simple rebote dentro de una tendencia débil o ante el primer acto de un proceso de reversión más amplio.
Thanksgiving trajo oxígeno:
BTC pasó de 87.000 a más de 91.000 USD, coincidiendo con la estacionalidad positiva que históricamente favorece la última semana de noviembre.
Además, después de la sangría, aparecen pequeños inflows en ETFs y una moderación de la venta institucional. No es un giro rotundo, pero sí un cambio de tono: del pánico al equilibrio.
Aun así, el tablero técnico sigue estableciendo las reglas:
- 80–85k: zona de soporte que mostró fuerza real.
- 97.5–100.5k: zona de oferta que ahora decide el partido.
- 100–110k: resistencia mayor, refugio de vendedores si el rebote gana tracción.
Nada habilita la euforia automática hacia los 100k. Lo que sí habilita es una lectura más madura:
el mercado limpió apalancamiento, mantuvo el soporte clave y ahora enfrenta la verdadera prueba.
Si tuviéramos que condensar la semana en una frase, sería esta:
Bitcoin está en una fase de reconstrucción bajo presión institucional y macro, no en un bull market desatado.
El precio sigue 25–30% por debajo del máximo histórico, pero defendió 80–85k, rebotó con orden hacia 90k+ y muestra señales creíbles de absorción profunda tras la capitulación.
Queda un tramo largo y áspero por delante.
Pero también queda claro algo más:
Bitcoin no murió en noviembre.
Mató al apalancamiento.
Y en ese silencio que queda después de cada purga, es donde suelen empezar las historias que después llamamos “nuevo ciclo”.

Lo que observamos
