El S&P 500 y el Nasdaq encadenan meses de subas impulsadas por expectativas de liquidez, ganancias corporativas sólidas y la expansión del sector tecnológico. Sin embargo, varios informes de Markets y Forbes alertan que los múltiplos actuales ya superan promedios históricos y se asemejan a los picos de 2000 o 2021.
En la práctica, esto significa que el margen de error es mínimo: cualquier señal de desaceleración, inflación persistente o conflicto geopolítico puede desatar una corrección global.
En ese tablero, Bitcoin se comporta cada vez más como un activo de riesgo. Su correlación con la renta variable ha disminuido en fases de expansión monetaria, pero en momentos de tensión financiera o caída de índices, tiende a moverse en la misma dirección.
Bitcoin nació como alternativa al sistema financiero tradicional, pero la realidad del mercado institucional lo ha integrado en el mismo ciclo de flujos globales que dominan las acciones.
Cuando el dinero es abundante y el dólar se debilita, los flujos hacia activos de riesgo aumentan: acciones, tecnología, criptomonedas. Pero cuando el discurso de la Reserva Federal cambia o los inversores buscan refugio, esos mismos flujos retroceden en conjunto.
En otras palabras, el éxito de Wall Street puede convertirse en el talón de Aquiles de Bitcoin: si las valoraciones de las grandes tecnológicas se comprimen, la liquidez que sostenía el apetito especulativo también se retrae del ecosistema cripto.
Rendimientos del Tesoro y dólar fuerte: cada repunte en tasas o en el DXY (índice dólar) suele coincidir con presión bajista sobre BTC.
Volatilidad implícita (VIX): cuando el miedo aumenta en acciones, las posiciones en cripto se reducen.
Flujos en ETFs: si los fondos de Bitcoin comienzan a registrar salidas en paralelo a correcciones bursátiles, será señal de sincronía total entre ambos mercados.
Lo que observamos
Desde abril de 2025, Bitcoin (BTC) y el NASDAQ 100 mostraron un movimiento claramente correlacionado: ambos repuntaron tras los mínimos de marzo, reflejando una fase de optimismo general en los mercados.
Entre abril y julio, la relación fue muy estrecha: Bitcoin acompañó el avance del índice tecnológico, pero con una fuerza mayor, típica de los activos de riesgo.
Sin embargo, desde agosto, comenzó a observarse una divergencia: mientras el NASDAQ siguió en ascenso y mantiene una ganancia cercana al +20%, Bitcoin perdió impulso y entró en una etapa de corrección lateral en torno a los $110.000.
El gráfico muestra que, tras el anuncio de tasas de la Fed en septiembre, Bitcoin se desacopló parcialmente del NASDAQ, evidenciando mayor sensibilidad al riesgo.
Esto sugiere que los inversores están mostrando más cautela en los activos de mayor volatilidad, aunque el mercado bursátil todavía conserva una tendencia positiva.
Bitcoin ha dejado de ser el “activo contracultural” que marchaba en dirección opuesta a los mercados tradicionales. Hoy, es un termómetro más del apetito por riesgo global.
Por eso, el verdadero peligro no está en los gráficos de Bitcoin, sino en las alturas del Nasdaq y el S&P: si el castillo bursátil tambalea, las criptomonedas sentirán el temblor.
Hasta entonces, la estrategia dominante será la misma: vigilar la liquidez, respetar los soportes técnicos y recordar que en un mundo interconectado, incluso los activos descentralizados no están aislados del miedo colectivo.
Columna con fines informativos. No representa asesoramiento financiero.

Lo que observamos
