El escenario actual se define por un dólar fuerte (DXY) y rendimientos de Treasuries elevados que enfrían el apetito por riesgo. La inflación de servicios, todavía persistente, le resta convicción a los traders que descuentan recortes. Sin embargo, el consenso es claro: si la Fed abre la canilla monetaria en septiembre, Bitcoin será uno de los activos más beneficiados por su carácter escaso y su narrativa de cobertura contra inflación. Hasta entonces, el mercado se mueve en compás de espera.
Sostén en la base
Mientras tanto, los flujos institucionales siguen apuntalando el precio. Los ETFs de Bitcoin al contado consolidaron su lugar como puerta de entrada para grandes capitales, con picos de más de 3.7 mil millones de dólares en un solo día en julio. A esto se suman las reservas corporativas: MicroStrategy y Tesla siguen comprando, mientras que nuevos fondos financieros amplían exposición. En paralelo, la Casa Blanca evalúa incluso una reserva estratégica de BTC, lo que instalaría al activo en un nivel inédito: el de “oro digital” con respaldo estatal.
La reducción a la mitad de abril de 2024 cortó la emisión diaria de 900 a 450 BTC. Con más del 94% de la oferta ya minada, el precio queda cada vez más en manos de la demanda. El comportamiento on-chain confirma que los grandes tenedores no han distribuido en la volatilidad reciente: whales y hodlers resisten, comprimiendo la oferta líquida y reforzando el sesgo alcista de fondo.
El mundo se recalienta
A esta tensión financiera se suma un tablero global complejo. La disputa arancelaria entre EE.UU. y China y los conflictos en Medio Oriente mantienen el riesgo sistémico en alto. En las caídas iniciales, Bitcoin suele moverse en bloque con las acciones, pero en horizontes largos consolida su lugar como refugio, cada vez más comparable con el oro.
La red se muestra sólida: el hashrate en máximos históricos confirma la fortaleza del ecosistema pese al encarecimiento energético. La actividad on-chain sigue viva, con transacciones crecientes y fees elevados por los ordinals, mientras que las soluciones de segunda capa, como Lightning Network, avanzan en escalabilidad. En paralelo, la dominancia de BTC supera el 55%, clara señal de que los inversores priorizan seguridad sobre las altcoins. No obstante, la volatilidad implícita repuntó tras los últimos datos de inflación y PPI, reflejando que el mercado opera con cautela a corto plazo.
Bitcoin de cara al 17-Sep
Desde el máximo de agosto en la zona de 122–123 mil dólares, Bitcoin corrigió en escalones hasta la media de 200 sesiones, cerca de 109 mil, donde dejó un rebote con recuperación de medias cortas. Actualmente presiona la franja de 112–114 mil, que había actuado como resistencia en mayo y junio. El detalle es que el volumen se contrajo tanto en la caída como en el rebote: una señal clásica de mercado en espera previa a un evento decisivo. En términos de precio, la defensa de los 109–110 mil y la ausencia de ventas agresivas sugieren que el mercado apuesta a que la Fed no endurecerá más, aunque la ruptura al alza todavía no está confirmada.
La estructura técnica muestra un rally A-B-C completo, con corrección a la media de 200 sesiones y ahora un intento de giro. Esa media larga se mantiene ascendente —lo que conserva un sesgo de fondo positivo— mientras que las cortas empiezan a aplanarse y curvarse al alza. El rango de 109–114 mil funciona como compresión de precio con volumen contenido, lo que eleva las probabilidades de un movimiento expansivo después del anuncio.
El mercado parece descontar un escenario de “no más hawkish”, pero la validación plena requiere un cierre sostenido por encima de 114 mil con volumen. Si eso ocurre, el camino inmediato abre hacia 116 mil, 118–121 mil y el re-test de 122–123 mil. Un breakout con fuerza incluso podría proyectar extensión hacia 126–129 mil. En el extremo contrario, un rechazo fuerte en 112–114 mil y un cierre por debajo de 109 mil invalidarían la tesis alcista, habilitando descensos a 105 mil, 100–103 mil y hasta 97,5 mil como soporte de Fibonacci.
En definitiva, el tape sugiere que los soportes mayores están intactos y que la Fed tiene la llave para confirmar el próximo tramo. Hasta el 17 de septiembre, la probabilidad de compresión y falsas rupturas es alta. La estrategia táctica es clara: paciencia, respeto por los niveles y esperar que sea el volumen, en el minuto posterior al anuncio, quien dicte la dirección real.
Bitcoin está en un punto de inflexión fundamental: consolidado en carteras institucionales, con oferta estructuralmente limitada y con una narrativa de refugio reforzada por la incertidumbre global. Para el inversor de largo plazo, los fundamentos siguen alineados con apreciación de valor. Para el trader táctico, la clave será el timing: el mercado ya parece haber colocado en precio parte de la expectativa y ahora mira de lleno al 17 de septiembre. Ese día, la Fed definirá si libera el gatillo que puede abrir un rally alcista o si prolonga el compás de espera en el que Bitcoin, por ahora, sigue respirando bajo el peso del dólar fuerte.
Columna con fines informativos. No representa asesoramiento financiero.

