Durante los últimos siete días, el clima financiero cambió de una tormenta perfecta a un cielo nublado pero transitable.
El Nasdaq rebotó con fuerza moderada, señal de que el apetito por riesgo —golpeado en noviembre— empieza a recomponerse. La Fed, aún sin datos oficiales de inflación por el shutdown, dejó entrever que no está en posición de endurecer más las condiciones monetarias. Ese matiz, pequeño pero crítico, fue suficiente para desactivar parte de la presión que venía pesando sobre Bitcoin.
Mientras tanto, el dólar (DXY) no logró consolidar un nuevo avance.
Un dólar indeciso es oxígeno para los activos globales: menos fricción para el riesgo, menos castigo para el carry, más espacio para que BTC se estabilice en su propio equilibrio.
Lo que observamos
El gráfico semanal de Bitcoin muestra un retroceso profundo pero ordenado hacia la franja 78.000–82.000 USD, una región que no es arbitraria: coincide exactamente con el bloque de consolidación que dio origen al rally de marzo-julio, actuando ahora como soporte estructural de alto timeframe.
Cada vez que BTC regresa a zonas donde se construyó valor —acumulación con fuerte intercambio institucional—, la probabilidad de absorción de oferta aumenta de manera significativa.
A esto se suma un punto técnico que la macro está reforzando:
- La caída frenó justo por encima de la media móvil de 200 semanas, que sigue ascendiendo y que históricamente ha marcado los pisos de ciclo.
- La larga mecha de rechazo en esa zona refleja presencia compradora real, no un rebote algorítmico.
- Las medias rápidas (9/21) muestran un estiramiento bajista típico de capitulaciones, no de tendencias bajistas consolidadas.
Con este contexto, si BTC sostiene cierres semanales sobre 80.000 USD, el mercado podría habilitar un rebote hacia la primera zona de valor perdida en 95.000–100.000 USD, donde confluyen liquidez pendiente, resistencias de estructura y el reequilibrio natural tras un exceso bajista.
En síntesis: la defensa de los 80k no es solo técnica, es narrativa del ciclo. Y si los compradores vuelven a dominar esa región, el camino hacia 100.000 USD vuelve a estar sobre la mesa con fundamentos sólidos tanto de precio como de flujo.
Trama que mueve a BTC
La reacción del mercado cripto tiene lógica cuando se observa el tablero completo:
1. Menor tensión inflacionaria
Los datos parciales sugieren un enfriamiento, aun en ausencia del IPC oficial. Esto obliga al mercado a imaginar un escenario menos agresivo de tasas. Y cuando la imaginación adquiere peso, los activos más sensibles —como BTC— son los primeros en revalorizar expectativa.
2. Fed en modo “precaución”
Sin datos completos, Powell no puede endurecer el discurso sin asumir riesgo político y económico.
El mercado lo lee así: si no suben la voz, no suben la tasa.
3. Nasdaq en recuperación
Que las tecnológicas vuelvan a respirar indica que el riesgo vuelve a tener lugar en la mesa. Fue una semana donde los inversores dejaron de correr y empezaron a caminar otra vez. Eso siempre empuja a Bitcoin.
4. Dólar sin tracción
El DXY sin fuerza significa una sola cosa:
La presión macro sobre BTC está en su punto más bajo en casi un mes.
Bitcoin está haciendo equilibrio entre un soporte estructural de ciclo y un entorno macro que, sin volverse favorable, dejó de ser hostil. La defensa de los 80.000 USD no es casual: coincide con un momento donde la Fed pierde visibilidad, el riesgo global mejora tímidamente y el dólar deja de presionar.
El mercado aún no canta victoria, pero sí reconoce algo esencial: el piso técnico de BTC encontró, por primera vez en semanas, acompañamiento macro. Y cuando ambas fuerzas se alinean, aunque sea por un instante, las puertas hacia 100.000 USD vuelven a abrirse.

Lo que observamos
