Durante semanas, DOGE se aferró a la zona de 0.15–0.16 con la desesperación de quien sabe que un paso atrás cambia la historia. Ahí convivían el POC, las medias móviles y la base del rango mayor. Era el límite entre la normalidad y el deterioro. Pero el nivel cedió. Y no de cualquier manera: cayó con volumen creciente, sin absorción, perforando incluso la media de 200 días, esa línea vital que separa los ciclos sanos de los que empiezan a torcerse.
Hoy DOGE opera en un terreno incómodo:
por debajo del valor, por debajo de las medias, y por debajo del interés comprador que lo sostenía hace apenas unas semanas. La estructura perdió su simetría; los rebotes, la fuerza; y las velas rojas empezaron a ocupar el centro del escenario. Es la anatomía clásica de un mercado entregado a los vendedores.
La microestructura cuenta la misma historia, solo que más crudamente. Donde antes había pequeños intentos de recuperación, hoy encontramos máximos descendentes, retrocesos frágiles y un vacío de liquidez que conecta 0.15 con 0.12 como un corredor en bajada. En volumen, ese hueco es un tobogán: cuando el precio lo atraviesa, suele hacerlo rápido, casi sin mirar atrás.
En este contexto, el destino más probable para las próximas jornadas no requiere imaginación:
primero 0.125, luego 0.110. Son esas zonas —y no otras— las que concentran el siguiente grupo de liquidez capaz de detener la caída.
¿Puede haber un rebote? Sí, pero con apellido: rebote técnico, no cambio de tendencia.
Un alivio hacia 0.155–0.160, impulsado quizás por sobreventa extrema. Pero, por estructura, es un rebote que tiende a venderse. Para hablar de un giro real, DOGE debería hacer algo que hoy parece improbable: recuperar 0.17 con volumen genuino y cerrar por encima de las medias rápidas. Hasta entonces, cualquier avance es eso: un contraataque sin convicción.
El mercado se mueve por zonas de valor, y DOGE está fuera del mapa.
Cuando un activo pierde la MA200, pierde el POC y pierde el rango mayor, no está “respirando”: está cambiando de ecosistema. Y en ese ecosistema, las probabilidades dejan de acompañar al comprador.
Dogecoin entra en días decisivos, pero lo hace desde la debilidad: caída, falta de demanda y fragilidad estructural.
Es el tipo de combinación que, históricamente, antecede visitas a niveles más bajos.
Por ahora, el mensaje del mercado es simple y contundente:
hasta que DOGE no recupere valor y reconstruya estructura, la dirección inmediata sigue siendo hacia abajo.
Columna con fines informativos. No representa asesoramiento financiero.

