La evolución de Ethereum no se limita al plano técnico. En los mercados, las señales también son claras. El open interest de futuros en Binance —un indicador clave del apetito especulativo— cayó de forma significativa en las últimas semanas. Para algunos analistas, esto podría ser una señal de que el mercado está dejando atrás el exceso de euforia, y preparándose para un nuevo tramo alcista. Si esa lectura se confirma, ETH tendría margen para avanzar hacia los 5.500–6.800 dólares, siempre que el impulso se sostenga.
El respaldo institucional, por su parte, sigue creciendo a paso firme. En solo unas semanas, los ETFs de Ethereum captaron más de 2.900 millones de dólares en flujos netos, y en julio superaron los 5.400 millones en un solo mes. La firma Bitwise estima que, de mantenerse la tendencia, las entradas podrían alcanzar los 10.000 millones antes de fin de año. En ese contexto, Standard Chartered elevó su proyección para fin de 2025 a 7.500 dólares, mientras otros informes apuntan a un escenario base de 7.000 dólares.
En paralelo, Ethereum comienza a explorar un nuevo horizonte: el de la inteligencia artificial descentralizada. La Ethereum Foundation anunció la creación del equipo dAI, con el objetivo de convertir la red en una plataforma de coordinación y liquidación para agentes autónomos. La idea es ambiciosa: integrar finanzas y economía de máquinas en un mismo entorno, y posicionar a Ethereum como base de una nueva generación de aplicaciones basadas en IA.
Un repaso por su comportamiento reciente
A nivel de precio, Ethereum mostró capacidad de recuperación. Tras un primer trimestre flojo, con pérdidas cercanas al 12 %, la criptomoneda repuntó con fuerza en el segundo trimestre, acumulando una suba del 30 % e impulsando el rally actual. Incluso tocó los 3.848 dólares, apalancado por flujos récord en los ETFs: en una sola jornada ingresaron 726 millones de dólares, marcando un récord histórico.
Qué observamos
El gráfico semanal de Ethereum cuenta una historia de fondo alentadora. Tras la caída de 2022 y una prolongada fase de consolidación en 2023, el mercado activó en 2025 una figura clásica de cambio de tendencia: el hombro–cabeza–hombro invertido, que proyecta objetivos en torno a los 6.000 dólares. La ruptura con volumen en los 2.900 dólares actuó como disparador, y desde entonces ETH escaló hasta los 4.700–4.900 dólares en cuestión de semanas.
Hoy, el mercado atraviesa una fase de respiro. El precio retrocede desde la zona de resistencia entre 3.900 y 4.400 dólares, en un pullback ordenado y con volumen decreciente: una pausa técnica habitual tras un fuerte avance. Los niveles a monitorear son claros: 3.300–3.400 como soporte intermedio, y 2.900–3.000 como nivel clave, que coincide con el retroceso de Fibonacci del último tramo alcista.
Para que la tendencia alcista se reanude, Ethereum necesita recuperar la zona de 3.900–4.000 dólares con volumen, y confirmar por encima de 4.400 dólares, lo que abriría el camino hacia los 5.000 e incluso 5.600 dólares. Un escenario bajista, menos probable pero posible, implicaría perder los 2.900 dólares, lo que extendería la corrección hacia los 2.300 o 2.000 dólares, sin anular la tendencia de fondo, pero retrasando el avance.
Con la actualización Fusaka en el horizonte, el respaldo creciente del capital institucional y una narrativa renovada que incorpora a la inteligencia artificial, la red se posiciona como un actor central en la nueva economía digital. El precio acompaña ese optimismo, aunque la validación definitiva vendrá de su capacidad para sostener soportes técnicos y romper resistencias con convicción. Si lo logra, el objetivo de mediano plazo sigue enfocado en una barrera psicológica cada vez más cercana: los 6.000 dólares.
Esta columna tiene fines informativos y no constituye asesoramiento financiero.