Pero hacia fines de noviembre, algo empezó a cambiar.
No en los titulares. No en el entusiasmo.
En el comportamiento del precio.
Y en mercados, eso suele ser lo primero que importa.
El día que la caída dejó de avanzar
El punto clave aparece con claridad en el gráfico: 21 de noviembre.
Ethereum marcó un mínimo en torno a los USD 2.750.
Ese día ocurrió algo distinto.
El mercado intentó seguir cayendo… y no pudo.
En lugar de acelerarse la baja, apareció volumen comprador. No tímido. No marginal. Suficiente como para frenar el movimiento y provocar un rebote inmediato.
Ese tipo de reacción no suele ser casual.
Suele indicar que, a ese precio, alguien grande empezó a absorber ventas.
Cuando el mercado prueba un nivel… y falla
Lo interesante vino después.
En los días siguientes, Ethereum volvió a acercarse a la zona de USD 2.750 – 2.800.
Una vez.
Luego otra.
Y en cada intento, el mercado volvió a responder.
No hubo quiebre limpio.
No hubo pánico nuevo.
No hubo aceleración bajista.
El precio empezó a moverse dentro de un rango más estrecho, principalmente entre USD 2.750 y USD 3.200.
Cuando un activo deja de caer “fácil” después de una baja prolongada, el mensaje suele ser claro:
la oferta empieza a agotarse.
Un cambio de ritmo, no de tendencia
Hasta ese momento, el control había sido claramente vendedor.
Las medias móviles ya habían marcado cruces bajistas semanas atrás, confirmando que el mercado estaba en fase correctiva.
Pero desde fines de noviembre, el precio dejó de alejarse con fuerza de esos promedios.
Comenzó a orbitar alrededor de ellos, sin decisión.
Esto no es una señal alcista.
Pero sí es algo importante: la caída perdió inercia.
En mercado, perder inercia después de una corrección profunda suele ser el primer paso antes de cualquier cosa más grande.
El volumen dice más que el precio
Otro elemento, es el volumen.
Durante los tramos más agresivos de la baja, el volumen acompañó la caída.
Eso validaba el movimiento.
En cambio, en la zona del mínimo del 21 de noviembre, el aumento de operaciones apareció en contra de la tendencia bajista.
En términos simples:
muchos participantes aprovecharon esos precios para comprar y evitaron que el precio siguiera cayendo.
Este comportamiento suele verse cuando los inversores de mayor plazo comienzan a construir posiciones de forma gradual, sin necesidad de empujar el precio al alza de inmediato.
No buscan el rebote rápido.
Buscan la base.
Qué cambia para el inversor
Ethereum pasó de una etapa de debilidad clara a una fase de equilibrio tenso.
El mercado dejó atrás la lógica de “venta urgente” y entró en un período donde compradores y vendedores empiezan a disputarse el control.
Esto no garantiza una suba inmediata.
No elimina la volatilidad.
Pero sí cambia el escenario respecto a semanas anteriores.
Zonas que definen los próximos meses
Desde una mirada de mediano plazo, estas zonas suelen ser decisivas.
Históricamente, muchos movimientos alcistas importantes no comienzan con explosiones, sino con períodos de lateralización:
precio estable, volumen activo y paciencia.
Si Ethereum logra sostener la zona entre USD 2.750 y 3.000, ese rango podría convertirse en una base relevante de cara a los próximos meses.
El riesgo sigue sobre la mesa.
Una pérdida clara de USD 2.750, acompañada por volumen, reactivaría la presión bajista y obligaría a replantear todo el escenario.
Pero mientras ese nivel se mantenga, la lectura dominante es otra:
la corrección perdió fuerza y el mercado está buscando piso.
No estamos frente a un cambio de tendencia confirmado.
Pero sí frente a algo que los inversores experimentados suelen respetar:
cuando una caída se frena, hay que empezar a mirar distinto.
Los vendedores ya no dominan con la misma facilidad.
El precio se estabiliza.
Y el mercado entra en una etapa donde las decisiones tomadas con calma suelen pesar más que los impulsos.
A veces, las señales más importantes no aparecen en los rallies.
Aparecen cuando el mercado deja de caer…
y obliga a pensar.

El día que la caída dejó de avanzar
