BNB arrancó la escalada a fines de junio, cuando la hongkonesa Nano Labs anunció un plan para adquirir hasta 1.000 millones de dólares en tokens, con la meta de acumular entre el 5 y el 10 % del circulante. La noticia disparó el interés de inversores de equity y marcó un primer quiebre en la dinámica de flujo. Julio sumó combustible: en apenas cinco semanas BNB marcó su primer máximo histórico en la zona de 804–805 dólares, impulsado por volúmenes fuertes en los DEX de su red. La narrativa de escasez se reforzó con el auto-burn trimestral, que retiró 1,59 millones de BNB (equivalente a 1.020 millones de dólares), y en agosto se registró un nuevo récord con el token rozando los 883 dólares y más de 3 millones de direcciones activas diarias. El 12 de septiembre, la validación llegó desde Wall Street: la colaboración con Franklin Templeton para desarrollar productos de activos digitales empujó a BNB por encima de los 900 dólares, con un máximo en 907, y colocó al activo en el radar de la gran gestión de fondos.
La explicación de por qué la subida luce contenida está en la oferta y la demanda estructural. Por un lado, BNB es deflacionario: combina el mecanismo de Auto-Burn, el Pioneer Burn y la quema en tiempo real de fees (BEP-95). Solo en el segundo trimestre se quemaron más de 1,6 millones de BNB, con una tasa deflacionaria anualizada cercana al 4,5 %. Además, el Launchpool y los lock-ups de nuevos tokens absorben parte del circulante efectivo, reduciendo presión vendedora. Del lado de la demanda, Binance simplificó la participación en farming y eso multiplicó la base de usuarios minoristas con exposición indirecta al token.
La red también hizo su parte. La actualización BEP-336, espejo del EIP-4844 de Ethereum, recortó hasta un 90 % las tarifas de gas y alivianó la carga en el throughput. En paralelo, opBNB (la capa 2 de BNB Chain) duplicó la capacidad de procesamiento a cerca de 10.000 transacciones por segundo, abaratando y estabilizando los costos para dApps más exigentes como derivados perpetuos y juegos. Los números acompañan: direcciones activas diarias de más de 3 millones, más de 10 millones de transacciones por día hacia fines de agosto y volúmenes semanales de DEX en torno a los 15.000 millones de dólares, validan que el crecimiento no es solo en precio.
La narrativa institucional reforzó la confianza. La alianza con Franklin Templeton se leyó como un puente con la TradFi, y los programas de incentivos de BNB Chain para atraer emisores de activos del mundo real (RWA) ampliaron el campo de juego. A diferencia de ciclos previos, el rally no se explica solo por especulación de traders: ahora hay sell-side coverage y validaciones externas que suavizan el perfil de riesgo.
Lo que observamos
En el gráfico, BNB muestra una tendencia alcista estable. Desde la última semana de junio rompió al alza la media de largo plazo, iniciando un impulso acompañado por incremento de volumen, una señal de que hay posiciones largas significativas defendiendo cada retroceso. Hoy el precio ataca la zona de 950–960 dólares, resistencia inmediata, con un cuadro de extensión proyectado hacia 980–1.000: el nivel psicológico y simétrico del último impulso. En ese rango podrían aparecer primeras señales de agotamiento, como mechas superiores largas o un volumen “clímax”.
La estructura de swing es clara: tras el pequeño pullback de inicios de septiembre, marcado en los gráficos como punto “B”, el token encadenó velas de rango creciente por encima de las medias cortas alineadas en orden alcista. Es una típica subonda “C” de continuación. Mientras los 900–905 dólares (máximos previos) se mantengan como soporte reconquistado, el sesgo favorece un quiebre hacia arriba.
El riesgo, naturalmente, es la sobreextensión. La distancia frente a las medias rápidas es amplia, y un avance directo hacia 980–1.000 sin pausas podría provocar una toma de ganancias que devuelva al precio a 905–920 en un simple retest, o incluso a 880–890 en una corrección más profunda pero aún saludable.
Lo que nadie está viendo en BNB es que el rally no tiene la forma de un “pump”, sino de un movimiento institucionalizado y ordenado. Desde Nano Labs hasta Franklin Templeton, pasando por los auto-burns, upgrades técnicos y métricas récord en la red, el token ha tejido una narrativa que se apoya en fundamentos. El mapa técnico complementa: soportes recuperados, tendencia primaria alcista y objetivos inmediatos en 950–960, con extensión posible a 980–1.000. La continuidad dependerá de dos validaciones: que el próximo auto-burn mantenga la cadencia deflacionaria y que la actividad en red (usuarios y transacciones) sostenga su pulso tras la entrada de capital institucional. Mientras esas piezas sigan encajando, BNB seguirá subiendo, y lo hará con la misma prolijidad que ya sorprendió al mercado.
Columna con fines informativos. No representa asesoramiento financiero.