La Ethereum Foundation anunció un cambio significativo en las prioridades técnicas del ecosistema al definir una nueva hoja de ruta centrada en la seguridad criptográfica de los zkEVM de capa uno. El objetivo es alcanzar un nivel de 128 bits de seguridad probable demostrable antes de que finalice 2026, una meta que marca un punto de inflexión tras años de énfasis en el rendimiento y la experimentación.
La iniciativa busca establecer estándares comunes para los equipos que desarrollan zkEVM, las máquinas virtuales compatibles con Ethereum que utilizan pruebas de conocimiento cero. Según el planteo de la Fundación, el crecimiento del uso de estas tecnologías hace imprescindible pasar de una etapa de innovación acelerada a otra de consolidación, donde la seguridad verificable sea el eje central.
Para avanzar en esa dirección, se definió un marco de trabajo que exige a los equipos participantes adoptar una herramienta estandarizada de medición de seguridad. Este instrumento permitirá evaluar de manera uniforme el nivel de protección criptográfica ofrecido por cada implementación, reduciendo la fragmentación técnica y facilitando comparaciones objetivas entre distintos proyectos.
El plan se estructura en tres fases claramente diferenciadas, con hitos temporales precisos a lo largo de 2026. La primera etapa está prevista para comienzos de ese año y se centrará en la evaluación unificada de la seguridad. En este punto, el foco no estará en alcanzar un umbral específico de bits de seguridad, sino en asegurar que todos los zkEVM utilicen criterios homogéneos para medirla y reportarla.
La segunda fase apunta a un avance sustancial en términos técnicos. Para mediados de 2026, los zkEVM que formen parte del programa deberán alcanzar al menos 100 bits de seguridad probada, un nivel considerado robusto en la práctica criptográfica actual. En paralelo, se establecerán límites definidos para el tamaño de las pruebas, un factor clave para garantizar que las soluciones sigan siendo viables desde el punto de vista operativo y económico.
La etapa final, prevista para el cierre de 2026, eleva el estándar al máximo propuesto. En ese momento, los desarrolladores deberán demostrar 128 bits de seguridad probable, junto con pruebas más pequeñas y argumentos formales de solidez. Este último requisito implica que los sistemas no solo deberán ser seguros en la práctica, sino también contar con fundamentos matemáticos rigurosos que respalden su comportamiento frente a ataques teóricos.
El cambio de enfoque responde, en parte, a avances recientes en criptografía que vuelven alcanzables metas que hace pocos años parecían excesivamente ambiciosas. Nuevas técnicas de pruebas de conocimiento cero y mejoras en la eficiencia de los sistemas de verificación permiten hoy combinar altos niveles de seguridad con costos computacionales más manejables.
Desde la Fundación Ethereum señalan que este es el momento adecuado para estabilizar las arquitecturas zkEVM. Durante los últimos años, la competencia entre distintos equipos impulsó una rápida evolución del rendimiento, con mejoras constantes en velocidad y reducción de costos. Sin embargo, esa dinámica también generó una diversidad de enfoques que dificulta la verificación formal y la evaluación de riesgos a largo plazo.
La estabilización técnica es vista como un paso necesario para habilitar procesos de verificación formal más profundos. Estos métodos permiten demostrar matemáticamente que un sistema cumple determinadas propiedades de seguridad, una exigencia cada vez más relevante a medida que Ethereum consolida su rol como infraestructura financiera y de aplicaciones descentralizadas a escala global.
El impacto de esta decisión trasciende el plano puramente técnico. Al establecer estándares claros y exigentes, la Fundación Ethereum envía una señal al mercado y a los desarrolladores: la prioridad ya no es experimentar sin restricciones, sino construir una base sólida y confiable para el futuro del ecosistema. Esto podría influir tanto en la adopción institucional como en la percepción de Ethereum como plataforma segura para aplicaciones críticas.
A largo plazo, el movimiento también puede redefinir la competencia entre soluciones de escalabilidad. Aquellos proyectos que logren alinearse rápidamente con los nuevos estándares de seguridad podrían ganar ventaja frente a alternativas que prioricen únicamente el rendimiento o los costos bajos.
En conjunto, la nueva hoja de ruta refleja una maduración del ecosistema Ethereum. El paso de la experimentación orientada al rendimiento hacia una etapa de robustez fundacional sugiere que la red se prepara para un horizonte de uso más amplio y exigente, donde la seguridad criptográfica demostrable será un pilar tan importante como la innovación tecnológica.


