Solana Mobile confirmó el final del soporte de software y parches de seguridad para su smartphone Saga, una decisión que delimita con claridad el alcance de la primera generación de teléfonos cripto-nativos. A partir de ahora, la compañía advierte que la compatibilidad del dispositivo con nuevas aplicaciones o servicios no puede garantizarse y que la asistencia específica para Saga quedará reducida a consultas generales.
La empresa aclaró que esta medida no afecta a los dispositivos Seeker, su próximo modelo, que continuará recibiendo actualizaciones de sistema y parches de seguridad. Con este anuncio, Solana Mobile traza una línea entre una fase inicial de prueba de concepto y una nueva etapa orientada a escalar su presencia en el ecosistema móvil Web3.
Saga fue presentado como uno de los primeros intentos serios de integrar custodia, firma de transacciones y aplicaciones cripto directamente a nivel de hardware. Su lanzamiento despertó interés como experimento tecnológico y de marca, pero también dejó en evidencia los desafíos de mantener un dispositivo centrado en activos digitales dentro de un mercado de smartphones cada vez más exigente en términos de soporte y seguridad a largo plazo.
El fin de las actualizaciones para Saga no solo implica posibles problemas de compatibilidad futura, sino que introduce una variable sensible para un dispositivo pensado como punto de acceso a claves privadas y flujos de aprobación. En el universo cripto, la falta de parches no se traduce únicamente en funciones obsoletas, sino en riesgos potenciales para la seguridad de los usuarios.
La decisión se produce en un momento en el que los estándares del mercado móvil se han elevado de forma significativa. Los principales fabricantes extendieron de manera agresiva sus políticas de soporte: algunos modelos Android prometen hasta siete años de actualizaciones de sistema y seguridad, mientras que Apple establece ciclos formales que distinguen entre dispositivos “vintage” y “obsoletos”. En ese contexto, un teléfono orientado a la custodia de activos digitales enfrenta un umbral de exigencia superior al de un dispositivo convencional.
Frente a ese escenario, Solana Mobile parece optar por un cambio de narrativa. En lugar de posicionarse como fabricante de un teléfono aislado, la compañía busca consolidarse como una capa de distribución para aplicaciones, identidad digital e incentivos tokenizados. El retiro del soporte de Saga funciona así como una transición controlada hacia un ecosistema más amplio, con Seeker como eje central.
Ese giro quedó explícito en las comunicaciones más recientes de la empresa, donde el foco se desplaza del ciclo de vida del hardware al del plataforma. Seeker, según datos oficiales, superó las 150.000 preventas en más de 50 países y comenzó su despliegue global en 2025. El objetivo declarado es ampliar la base instalada y convertir el dispositivo en un canal directo entre usuarios y aplicaciones basadas en Solana.
Dentro de esa estrategia, el rol de los incentivos cobra protagonismo. Solana Mobile planea lanzar en enero de 2026 el token SKR, diseñado para vincular la propiedad y el uso del hardware con recompensas económicas. La asignación publicada contempla un suministro total de 10.000 millones de tokens, con un 30% destinado a airdrops, lo que apunta a estimular la adopción temprana y la actividad recurrente.
Este esquema sugiere que el teléfono deja de ser un producto de venta única para transformarse en una puerta de entrada a un sistema de incentivos continuos. Bajo ese modelo, el valor para el usuario no proviene solo del dispositivo, sino de su participación en campañas, aplicaciones y mecanismos de gobernanza que la compañía planea introducir bajo el concepto de “Guardians”, un sistema pensado para descentralizar la revisión y atribución de apps.
Sin embargo, el cambio también introduce tensiones. Un menor horizonte de soporte para el primer dispositivo puede amplificar el impacto reputacional de cualquier incidente de seguridad. Además, los incentivos tokenizados, si bien aceleran la adopción, pueden atraer comportamientos oportunistas centrados en airdrops más que en el uso sostenido del ecosistema.
La decisión de cerrar el ciclo de Saga llega en paralelo a un crecimiento sostenido de la actividad en la red Solana. El aumento del uso de stablecoins, el volumen en exchanges descentralizados y la integración de la red en soluciones de pagos refuerzan la idea de que el canal móvil puede convertirse en una ventaja competitiva real. En ese contexto, un smartphone que combine custodia, firma y una tienda de aplicaciones curada adquiere relevancia estratégica.
No obstante, esa ventaja también concentra riesgos. Cuando el acceso a activos y transacciones depende de un dispositivo específico, la política de actualizaciones deja de ser un detalle técnico y se convierte en un componente central de la confianza del usuario.
El fin del soporte de Saga, entonces, no debe leerse solo como el cierre de un producto, sino como el cierre de una fase. Solana Mobile parece apostar a que su futuro no estará definido por un teléfono puntual, sino por su capacidad para sostener un ecosistema móvil seguro, incentivado y escalable. El desafío será demostrar que esa transición no sacrifica la confianza construida en el camino.


