Más del 60% de los BTC permanece inmóvil desde hace 12 meses
– Las métricas on-chain revelan acumulación paciente y escasa oferta circulante
– Coin-Days Destroyed y HODL Waves anticipan cómo responderán los holders ante nuevos máximos
El mercado se enfría, pero los holders no sueltan
El comportamiento de los tenedores de largo plazo se ha convertido en la pieza central del mercado de Bitcoin. A medida que la criptomoneda entra en territorio de price discovery por encima de los $125.000, la estructura de la oferta está mostrando un rasgo clave: el 61% del suministro total no ha cambiado de manos en más de un año, una cifra que históricamente ha precedido a periodos de alta presión alcista.
Según los datos de Bitbo, el grupo más resistente monedas inmóviles por más de 10 años representa cerca del 17% del total. Le siguen las bandas de 7 a 10 años (8%), 3 a 5 años (13%) y 6 a 12 meses (13%), entre otras. En conjunto, estos datos indican que una gran parte de los bitcoins está en manos de holders con convicción de largo plazo, lo que reduce la oferta disponible en el mercado y puede intensificar los movimientos de precio ante picos de demanda.
HODL Waves: el pulso silencioso de la oferta
El análisis de las HODL Waves que segmenta la oferta según el tiempo desde su último movimiento muestra un panorama de hodling estructural. Las bandas de más de dos años siguen expandiéndose, lo que refleja que los inversores más experimentados continúan acumulando y no se apresuran a realizar ganancias.
En el extremo opuesto, el suministro “joven” (monedas con menos de seis meses de antigüedad) representa cerca del 30% al 35%. Este grupo, históricamente, es el más sensible a las condiciones macroeconómicas y a los movimientos de precio, funcionando como la fuente principal de liquidez cuando el mercado entra en fases de toma de beneficios.
Este perfil de distribución tiene implicaciones profundas: con una mayoría del suministro fuera de circulación, pequeños incrementos en la demanda pueden provocar grandes movimientos de precio. Al mismo tiempo, si los holders de mediano plazo deciden vender en masa, el mercado puede enfrentar una presión bajista significativa.
Coin-Days Destroyed: midiendo la actividad de los viejos holders
Una métrica clave para interpretar estos cambios es el Coin-Days Destroyed (CDD), que pondera las monedas gastadas según el tiempo que han permanecido inactivas. Cuando el CDD se mantiene bajo mientras el precio sube, significa que los holders de largo plazo siguen reteniendo sus monedas y que la oferta circulante proviene principalmente de nuevos participantes.
Por el contrario, un aumento abrupto en el CDD suele coincidir con momentos en los que los hodlers más antiguos deciden vender, a menudo cerca de máximos históricos. Esto convierte al CDD en una especie de “sismógrafo” del mercado: un aumento repentino puede anticipar fases de distribución y correcciones más pronunciadas.
En la actualidad, el promedio móvil de 90 días del CDD permanece contenido, lo que sugiere que, a pesar de los nuevos máximos, los tenedores antiguos no están vendiendo en grandes cantidades. Este comportamiento es coherente con un ciclo en el que la oferta circulante se reduce progresivamente y el mercado se vuelve más susceptible a choques de demanda.
Flujos institucionales y absorción del mercado
El comportamiento de los holders también debe analizarse en conjunto con los flujos de productos cotizados en bolsa (ETP), que están desempeñando un papel cada vez más relevante en la dinámica de oferta y demanda. En la semana que terminó el 4 de octubre, los fondos de Bitcoin recibieron $5.95 mil millones en entradas netas, lo que equivale a la absorción de unos 47.600 BTC en una sola semana.
Para contextualizar, cada $1.000 millones de entradas a un precio de $125.000 por BTC absorben alrededor de 8.000 BTC. Esto significa que incluso flujos moderados pueden ejercer presión significativa sobre la oferta, especialmente si la rotación de monedas jóvenes se mantiene baja.
Este equilibrio entre oferta retenida y demanda creciente es uno de los factores que puede amplificar los movimientos alcistas en el corto y mediano plazo. Sin embargo, si el flujo institucional se desacelera y el CDD comienza a repuntar, el mercado podría ver una fase de distribución más agresiva, particularmente por parte de las bandas de 1 a 6 meses.
Lo que viene: vigilar el pulso del hodling
De cara al cierre de 2025, el comportamiento de los holders será el termómetro más confiable para anticipar la fuerza y sostenibilidad del ciclo alcista. Tres señales serán clave en las próximas semanas:
Flujos semanales de ETP: cada $1.000 millones equivale a ~8.000 BTC absorbidos.
Tendencia del CDD a 90 días: un aumento indicaría que los holders antiguos están comenzando a vender.
Composición de las HODL Waves: una expansión de las bandas jóvenes indicaría rotación de oferta.
La interacción de estas métricas definirá si el mercado se enfrenta a un escenario de oferta limitada y presión compradora sostenida, o si la distribución de los holders reintroduce una mayor liquidez y pone un freno temporal al rally.
Lo que está claro es que Bitcoin está entrando en una nueva fase de su ciclo: una en la que la paciencia de los holders pesa más que cualquier titular macroeconómico.