Bitcoin vuelve a situarse en el centro de las proyecciones macroeconómicas tras una advertencia de Markus Thielen, director de investigación de 10x Research, quien sostiene que el principal criptoactivo podría enfrentar una corrección cercana al 60% en el periodo previo a las elecciones de medio término de Estados Unidos en 2026. Su tesis conecta el comportamiento histórico de BTC con la sensibilidad del mercado frente a cambios en política monetaria y ciclos electorales.
En una entrevista reciente, Thielen recordó que Bitcoin ha tendido a debilitarse de forma significativa durante los años de comicios de medio término. Estos periodos, según explica, suelen venir acompañados de ajustes de liquidez, incertidumbre fiscal y reacomodos en las expectativas sobre la Reserva Federal. Para el analista, el patrón sugiere que un retroceso profundo no es un escenario extremo, sino una probabilidad que debe considerarse seriamente.
A ello se suma el deterioro de la estructura actual del mercado. Thielen señala que las entradas institucionales, que habían actuado como un colchón durante la primera mitad de 2025, muestran señales de agotamiento. Los productos de inversión y derivados evidencian menor participación direccional, lo que debilita uno de los pilares que sostenían el rango alto de negociación de Bitcoin.
En paralelo, las métricas on-chain revelan presión creciente entre los compradores recientes. De acuerdo con el analista, una porción significativa de las nuevas billeteras que entraron al mercado durante el rally previo se encuentran ahora con pérdidas entre el 10% y el 20%. Esa situación, advierte, puede convertir a estos actores en vendedores forzados si continúan los retrocesos, generando un efecto dominó en el precio.
Thielen no descarta que el impacto macro pueda suavizarse si la inflación marca lecturas más bajas y la Reserva Federal adopta una postura más expansiva, o incluso un giro dovish con el nombramiento de un nuevo presidente del organismo. No obstante, recalca que esas condiciones aún no están garantizadas y que el mercado está operando sobre supuestos optimistas que podrían revertirse rápidamente.
10x Research ha venido documentando una conexión cada vez más estrecha entre los movimientos de Bitcoin y shocks inesperados en la economía estadounidense. El equipo sostiene que BTC responde hoy más al clima de liquidez global que a factores internos del ecosistema cripto. Este fenómeno es especialmente visible en los retrocesos registrados tras sorpresas en las cifras de inflación, repuntes en los rendimientos del Tesoro, o modificaciones abruptas en las expectativas de tasas.
En este contexto, el riesgo no proviene únicamente de un potencial frenazo en los flujos institucionales, sino de la naturaleza altamente apalancada de parte del mercado. Una caída del 60% durante un año electoral —similar a las registradas en ciclos pasados— podría activar liquidaciones masivas en posiciones con bajo margen, amplificando aún más el movimiento bajista.
Sin embargo, no todos los analistas consideran que un escenario de este tipo sea inevitable. Algunos operadores recuerdan que, a diferencia de ciclos anteriores, Bitcoin se encuentra hoy mucho más integrado al sistema financiero tradicional, especialmente tras la amplia adopción de ETFs al contado en Norteamérica. Estos productos, junto a una mayor presencia de fondos institucionales, podrían actuar como estabilizadores en momentos de alta volatilidad.
Aun así, Thielen insiste en que el mercado debe prepararse para un año de fuerte incertidumbre. Su advertencia se inserta en un debate más amplio sobre la madurez de Bitcoin y su creciente dependencia de factores macro. Los años electorales en Estados Unidos suelen alterar las expectativas de gasto fiscal, ajustes regulatorios y proyecciones de tasas, elementos que hoy inciden directamente en el precio de BTC.
Por ahora, la tesis de 10x Research funciona como una llamada de atención: el mercado deberá decidir en los próximos meses si las fuerzas estructurales —adopción institucional, reducción de oferta en manos fuertes y expansión de productos regulados— serán suficientes para contrarrestar las presiones macro que se acumulan rumbo a 2026.


