Coinbase ha encendido las alarmas en el mundo cripto al anunciar que deshabilitará el trading del token MOVE a partir del 15 de mayo. Esta medida se produce en medio de una crisis de confianza que afecta al ambicioso proyecto Movement, una red de capa 2 que prometía revolucionar la escalabilidad en blockchain, pero que ahora enfrenta acusaciones graves de mala praxis, conflictos de intereses y caos institucional.
En una breve declaración en redes sociales, Coinbase informó que ya ha trasladado los libros de órdenes de MOVE a un modo limitado. Aunque el exchange no ofreció detalles específicos sobre los motivos, señaló que la decisión se basó en una revisión rutinaria de cumplimiento, la cual concluyó que el token ya no cumple con los estándares de cotización.
El mercado reaccionó con fuerza. El precio de MOVE cayó un 20% inmediatamente después del anuncio, tocando mínimos históricos desde su lanzamiento, aunque luego experimentó una leve recuperación.
Una promesa tecnológica atrapada en un escándalo
Movement había generado entusiasmo al lanzar su red principal beta y su token nativo a fines del año pasado. Su propuesta se basaba en ofrecer una solución de capa 2 ágil y escalable, con foco en el rendimiento y la interoperabilidad. Sin embargo, desde marzo, el proyecto ha sido objeto de una tormenta de controversias que ha empañado su reputación.
Todo comenzó cuando Binance congeló las ganancias de un creador de mercado que, presuntamente, había estado liquidando grandes volúmenes de tokens MOVE de manera sospechosa. En un intento de recuperar el control de la narrativa, la Fundación Movement rescindió su contrato con dicha entidad y anunció un ambicioso programa de recompra de $38 millones en USDT, creando la denominada Reserva Estratégica Movement.
Sin embargo, lo que parecía una acción correctiva, pronto se convirtió en una revelación aún más inquietante.
Contratos oscuros y actores con doble rostro
La controversia dio un nuevo giro cuando se filtraron documentos que revelaban que Movement Labs habría firmado un acuerdo de creación de mercado con una empresa intermediaria llamada Rentech, sin comprender plenamente el alcance de las cláusulas. Dicho acuerdo le otorgaba a Rentech control sobre 66 millones de tokens MOVE, lo que facilitó una venta masiva valuada también en 38 millones de dólares.
La gravedad del asunto no radica solo en el volumen, sino en la estructura del acuerdo: Rentech actuaba simultáneamente como agente de la Fundación Movement y como filial de Web3Port, una situación que representa un conflicto de interés de proporciones considerables.
Además, surgieron tensiones internas cuando el equipo legal de Movement expresó inicialmente objeciones al contrato, aunque luego fue ignorado por decisiones ejecutivas. Esto ha llevado a una investigación independiente, en la cual se intenta determinar si figuras clave como el cofundador Rushi Manche o el asesor Sam Thapaliya desempeñaron un papel más relevante del que se reconocía públicamente.
¿Colapso institucional o depuración necesaria?
El impacto reputacional es profundo. En cuestión de semanas, MOVE pasó de ser un activo con fuerte potencial a convertirse en sinónimo de desconfianza. La decisión de Coinbase —uno de los exchanges con mayor criterio de selección en sus listados— equivale a una sentencia de muerte comercial, al menos en el corto plazo.
Además, el caso sienta un precedente incómodo: la aparente facilidad con la que un proyecto puede ser infiltrado, manipulado o cooptado por acuerdos mal estructurados y falta de supervisión. Para los desarrolladores, inversores y usuarios de criptomonedas, este episodio subraya la importancia de la gobernanza interna, la transparencia en contratos y la auditoría de relaciones externas.
Por ahora, Movement intenta contener la situación mediante comunicados, promesas de reforma y procesos de revisión. Pero el daño ya está hecho. La comunidad cripto —y los reguladores, probablemente— observarán de cerca cómo se resuelve este escándalo.