Bitcoin volvió a generar entusiasmo en abril tras mostrar signos de desacople respecto a los mercados bursátiles tradicionales. Durante la semana que finalizó el 6 de abril, su comportamiento diferenciado frente a activos tradicionales encendió esperanzas de que finalmente esté evolucionando hacia un macro hedge auténtico. Mientras las acciones caían por efecto de anuncios arancelarios del expresidente Trump, Bitcoin subía de $81,500 a más de $84,500, desafiando su conocida correlación con los índices bursátiles.
Este movimiento alimentó expectativas de que el activo estrella del ecosistema cripto pudiera finalmente liberarse de su comportamiento como “activo de riesgo”. Sin embargo, la historia dio un giro familiar: la divergencia fue breve y Bitcoin volvió a resincronizarse con los grandes índices, mostrando que, al menos por ahora, sigue atado al pulso de la economía global.
Correlaciones que se resisten a romperse
Aunque la correlación entre Bitcoin y el S&P 500 cayó a niveles de 0.25 a principios de mes, hacia finales de abril ya había escalado nuevamente a 0.55, indicando que el vínculo estadístico entre ambos mercados permanece vigente. Esto refuerza la tesis de que Bitcoin sigue comportándose, en el corto plazo, como un activo sensible al riesgo, influido por tasas de interés, datos económicos y eventos geopolíticos.
A pesar de esta reconexión con los mercados tradicionales, Bitcoin logró superar el desempeño de los principales índices durante abril: subió un 13%, mientras que el Nasdaq cayó un 1% y el S&P 500 apenas avanzó. Además, la volatilidad de Bitcoin bajó un 4%, justo cuando la volatilidad bursátil se duplicaba. Esta divergencia de comportamiento sugiere que, incluso si no se ha producido un desacople total, ciertas dinámicas internas están cambiando.
La acumulación corporativa como viento de cola
Entre esos factores, sobresale la aceleración de la acumulación institucional de Bitcoin. Durante abril, empresas como Strategy añadieron más de 25.000 BTC a sus reservas, mientras que Metaplanet y Semler Scientific también realizaron compras importantes. El dato más resonante fue la formación de “XXI” (Twenty One), una alianza entre Softbank, Tether y Cantor Fitzgerald con el objetivo de adquirir más de $3 mil millones en Bitcoin.
Este tipo de movimientos indica que Bitcoin está dejando de ser visto como una jugada especulativa y comienza a consolidarse como activo estratégico de balance para corporaciones de alto nivel.
En el plano geopolítico, países como Rusia y Venezuela han comenzado a utilizar Bitcoin en operaciones de comercio exterior, reforzando la idea de que su valor como activo soberano, resistente a sanciones y no correlacionado, está cobrando relevancia real.
Altcoins rezagadas en medio del reajuste
Mientras Bitcoin resistía los vientos macroeconómicos, el resto del ecosistema cripto no corrió con la misma suerte. Las altcoins sufrieron fuertes retrocesos: Ethereum, Solana y Sui cayeron hasta 68% desde sus picos de enero. El índice MV Smart Contract Leaders bajó un 5% solo en abril, y acumula un descenso del 34% en lo que va del año.
La combinación de ventas generalizadas en acciones, fatiga tras desbloqueos de tokens y el desinfle de sectores especulativos como DeFi AI, DeSci y meme coins debilitó el ánimo inversor.
No obstante, hubo excepciones. Solana subió un 16%, impulsada por mejoras técnicas y mayor adopción institucional. Sui, por su parte, incrementó sus volúmenes diarios en DEX un 45% y alcanzó el top 10 en ingresos de plataformas de contratos inteligentes. Ethereum, en cambio, continúa perdiendo protagonismo frente a sus propios layer 2, que han erosionado su base de comisiones.
El dilema del liderazgo tecnológico
Ethereum enfrenta una pérdida significativa de participación: su porcentaje en ingresos por tarifas cayó del 74% en 2023 a solo 14%. Aunque los desarrolladores propusieron soluciones audaces como EIP-9698 (aumento de gas) y EIP-9580 (paralelización de transacciones), la competencia se ha vuelto feroz. Tron y Hyperliquid lideran ahora en ingresos diarios promedio, gracias a su dominio en transferencias de stablecoins y trading perpetuo, respectivamente.
En este nuevo contexto, Bitcoin parece recuperar su lugar como reserva de valor y eje de estabilidad relativa. Pero para que esa narrativa se consolide, deberá probar que puede sostener un camino propio, desvinculado de los mercados que aún lo arrastran.