El reloj corre para la criptografía moderna. Según un nuevo análisis, bastarán solo 700 qubits funcionales para romper la seguridad criptográfica que protege a Bitcoin. Si las predicciones se cumplen, el llamado “Q-Day” el día en que las computadoras cuánticas puedan descifrar las claves privadas de la red podría llegar tan pronto como en 2026.
Una amenaza matemática que no negocia
El alarmante pronóstico proviene de Charles Edwards, fundador de Capriole Investments, quien advirtió en X (antes Twitter) que “podríamos estar apenas a 2 o 3 años de romper Bitcoin”. Su advertencia se basa en un principio inquietante: las firmas de curva elíptica (ECDSA) que protegen las transacciones de Bitcoin podrían ser vulnerables ante los avances de la computación cuántica, capaz de ejecutar el algoritmo de Shor para factorizar claves criptográficas a una velocidad imposible para cualquier supercomputadora clásica.
De acuerdo con los estudios citados por Edwards y otros especialistas, entre 700 y 2.300 qubits lógicos serían suficientes para ejecutar el algoritmo de forma efectiva. Este rango coloca a Bitcoin en el radar de instituciones como Google, IBM y los laboratorios estatales de China, que ya invierten miles de millones de dólares en acelerar el desarrollo cuántico.
Q-Day: la cuenta regresiva ha comenzado
En el ecosistema de seguridad digital, se denomina Q-Day al momento en que las computadoras cuánticas puedan romper los sistemas criptográficos actuales. Cuando llegue ese día, todas las claves públicas expuestas de Bitcoin, Ethereum y casi cualquier sistema basado en criptografía tradicional se convertirán en objetivos potenciales.
Lo más preocupante es que la amenaza ya existe en silencio. Los atacantes pueden almacenar hoy las claves y transacciones públicas para descifrarlas en el futuro, una estrategia conocida como “harvest now, decrypt later”. Por ello, incluso si el hardware cuántico aún no alcanza los 700 qubits estables, la ventana para proteger la red se estrecha cada vez más.
Bitcoin ante el desafío cuántico
La red de Bitcoin no está indefensa. Desarrolladores e investigadores han planteado soluciones como la criptografía poscuántica (PQC), que utiliza algoritmos resistentes al poder de las computadoras cuánticas, o la transición hacia esquemas de firma Schnorr y multifirma avanzada. Sin embargo, estas medidas requieren consenso comunitario, actualizaciones en el protocolo y una migración global de millones de direcciones y billeteras, lo que podría tardar años.
Edwards resume el desafío con crudeza: “Los mercados pueden tolerar volatilidad. Los mineros pueden adaptarse a los halvings. Pero las matemáticas no negocian”. Si el progreso cuántico avanza al ritmo actual, Bitcoin deberá actualizarse antes de 2026 para evitar un riesgo existencial.
Un futuro incierto pero urgente
La historia de Bitcoin ha estado marcada por desafíos ataques, prohibiciones, crisis de confianza, pero el de la computación cuántica podría ser el más profundo de todos: uno que pone a prueba la base misma de su seguridad criptográfica. En la medida en que la industria acelera hacia ese punto crítico, la comunidad se enfrenta a una decisión histórica: reinventarse a tiempo o arriesgarse a que el código que cambió al mundo sea, irónicamente, descifrado por otro código.