Ethereum abrió la jornada posterior a la decisión de la Reserva Federal consolidándose sobre los 3.300 dólares, un movimiento que contrasta con la tibia respuesta de Bitcoin y que revela un giro claro en la dinámica del mercado.
El reciente recorte de 25 puntos básicos por parte del banco central estadounidense—ya descontado en precios—no sorprendió, pero sí despejó el último punto de incertidumbre que frenaba la entrada de capital de mediano plazo en los activos de mayor duración.
Aunque Jerome Powell reiteró que la economía aún enfrenta presiones inflacionarias, la hoja de ruta hacia 2026 presentó la señal que los inversores buscaban: un ciclo de relajación monetaria estable, sin prisas pero sin interrupciones abruptas. Para Ethereum, este matiz fue suficiente para activar una nueva etapa de rotación.
Un rally distinto: sin apalancamiento, con compras reales
A diferencia de los repuntes observados a inicios de 2025, este ascenso no está alimentado por tasas de financiamiento excesivas ni por apuestas especulativas.
Los datos de derivados muestran posiciones neutrales, fondos sin presión alcista y un mercado que sube sin alardes. El mensaje es claro: el capital institucional está revaluando Ethereum en spot, no persiguiendo un impulso artificial.
Durante las tres semanas previas al anuncio de la Fed, las llamadas “ballenas” y “sharks” adquirieron alrededor de 1 millón de ETH, cerca de 3.100 millones de dólares. Esta acumulación silenciosa refleja un giro de estrategia: se busca exposición anticipada a un entorno macro donde el costo del dinero será más bajo de forma sostenida.
El componente clave es que estas compras se realizaron en plena debilidad del mercado, un comportamiento propio de inversores profesionales que no dependen del momentum inmediato para tomar posiciones.
La paradoja de la red: menos ingresos, más convicción
Un aspecto que ha generado debates internos entre analistas es el marcado descenso en los ingresos del Layer 1 de Ethereum.
Desde la actualización Dencun, que redujo el costo de operar en la red principal y desplazó gran parte del tráfico hacia las capas 2, la recaudación diaria cayó por debajo de 300 ETH, su nivel más bajo desde 2017.
Este fenómeno desafía el argumento clásico de la “ultrasonido money”, pues menores comisiones impiden que el mecanismo de quema contrarreste la emisión de manera consistente. Sin embargo, las grandes gestoras parecen interpretar esta caída como un sacrificio temporal a favor de un crecimiento del ecosistema más amplio.
Con más del 94% de las transacciones trasladadas a L2, el énfasis ahora recae en la usabilidad, la adopción institucional y la integración con sistemas financieros tradicionales. Para los inversionistas, la relevancia de la red como infraestructura supera a su recaudación puntual.
El impulso institucional que cambia la narrativa
En paralelo al movimiento on-chain, los fondos y empresas con exposición directa a criptomonedas intensificaron su apuesta por ETH.
Un ejemplo citado por analistas del sector es la compra de más de 138.000 ETH por parte de una corporación estadounidense durante la última semana, elevando sus tenencias por encima de 3,8 millones de tokens.
Al mismo tiempo, los ETF de Ethereum registraron su mayor flujo positivo diario desde octubre, superando los 177 millones de dólares en entradas netas.
Estos movimientos no se limitan a especulación: representan reconfiguraciones estructurales de portafolios ante un entorno macro que favorece activos tecnológicos a largo plazo.
El mensaje de la Fed: un “aterrizaje suave” que beneficia al riesgo
El elemento decisivo del anuncio fue la proyección para 2026. La Fed anticipa una trayectoria descendente de tasas que, si bien no es agresiva, es constante.
Para activos como Ethereum, este es el escenario ideal:
las tasas reales disminuyen,
el costo de capital cae,
las valuaciones de tecnología ganan atractivo,
y los flujos migran hacia activos con potencial de crecimiento exponencial.
El par ETH/BTC comenzó a reflejar esa rotación al repuntar hacia la zona de 0,036, un punto clave en la estructura técnica.
Ethereum se convierte en el activo que mejor recoge la señal de la Fed: crecimiento moderado, inflación manejable y un ciclo sostenido de tasas a la baja.
El mercado parece haber decidido que el ecosistema de Ethereum, con su expansión hacia capas 2 y su creciente adopción institucional, merece una revaloración.
Lo que ocurra en enero será decisivo, pero por ahora, la narrativa dominante es que la rotación institucional hacia ETH ya comenzó.


