Los ETFs de Bitcoin cerraron la última jornada con un saldo positivo cercano a 152 millones de dólares, una cifra que confirma la continuidad del interés institucional pero que también expone una dinámica inusual: mientras algunos emisores registraron fuertes entradas, otros enfrentaron salidas significativas. Esta heterogeneidad revela un reacomodo interno en la forma en que los gestores institucionales están manejando su exposición a Bitcoin, en un momento en que la liquidez global y las expectativas macroeconómicas siguen marcando el pulso del mercado.
Fidelity toma la delantera en un día de reposicionamiento institucional
La nota dominante vino nuevamente de Fidelity, cuyo ETF FBTC captó alrededor de 199 millones de dólares, reafirmando su posición como uno de los productos preferidos por los inversores institucionales. El crecimiento casi constante del fondo se explica tanto por su estructura de costos como por la reputación de la gestora dentro del sector financiero tradicional, factores que continúan atrayendo flujos incluso en jornadas de volatilidad.
El contraste más llamativo lo protagonizó BlackRock, cuyo ETF IBIT —habitualmente líder en entradas— registró 135 millones de dólares en salidas netas. Este retroceso no implica un cambio estructural, pero sí sugiere movimientos tácticos de carteras institucionales que podrían estar realizando beneficios, ajustando exposición en función del riesgo o reequilibrando posiciones a final de trimestre.
Otros emisores, como Bitwise, ARK, Grayscale, WisdomTree, Franklin Templeton e Invesco, completaron la jornada con cifras moderadas pero positivas. El balance final revela que los flujos hacia Bitcoin no se están evaporando, sino redistribuyéndose más selectivamente entre plataformas.
Ethereum sorprende con su mayor entrada en casi dos meses
La sorpresa no llegó desde Bitcoin, sino desde Ethereum, que registró 178 millones de dólares en nuevas entradas, su mejor desempeño desde finales de octubre. La cifra impulsó el optimismo de los analistas, especialmente considerando que el activo ha estado mostrando señales de recuperación en métricas como actividad de capa 2, volumen de staking líquido y tasa base de transacciones.
Fidelity, nuevamente, encabezó las entradas en ETFs de Ethereum, acompañada por Grayscale y BlackRock, que también obtuvieron flujos destacados. Esto sugiere que la demanda por exposición regulada a ETH no solo se mantiene, sino que empieza a acelerarse justo cuando el mercado evalúa la posibilidad de un nuevo ciclo de actividad en el ecosistema.
La entrada de capital coincide con un incremento de volumen en derivados y un repunte en posiciones long apalancadas, factores que históricamente han precedido fases expansivas de corto plazo para Ethereum.
Lectura estructural del mercado: rotación, liquidez y confianza táctica
Los analistas identifican tres elementos clave detrás de los flujos recientes:
1. Rotación interna entre gestores
El hecho de que Bitcoin registre entradas netas a la vez que BlackRock enfrenta salidas sugiere un ajuste propio del ecosistema institucional. No se trata de miedo generalizado, sino de reposicionamiento.
2. Liquidez global en estado de equilibrio inestable
La política monetaria estadounidense aún no transita hacia un ciclo claramente expansivo, pero tampoco ejerce presión severa. En este escenario, los gestores buscan optimizar rendimiento sin abandonar exposición a activos de alta beta.
3. Confianza creciente hacia Ethereum como activo institucional
Las fuertes entradas en ETH impulsan la tesis de que Ethereum está consolidándose como el segundo activo preferido dentro del ecosistema regulado, con un perfil más estable de flujos frente a Bitcoin.
Qué puede venir para BTC y ETH en las próximas semanas
Si los flujos hacia Bitcoin continúan mostrando divergencias entre gestores, es probable que el mercado experimente sesiones más volátiles, especialmente en torno a rangos de soporte clave. Por su parte, si Ethereum mantiene entradas superiores a 100 millones por sesión, podría estar iniciando una fase de recuperación más estructural.
En ambos casos, el comportamiento institucional confirma algo evidente: las criptomonedas reguladas ya funcionan dentro de la misma lógica que los mercados tradicionales, con rotación, arbitraje de costes, expectativas macro y narrativas competitivas entre emisores.
