El pulso institucional de un sector en ebullición
El Marina Bay Sands de Singapur fue escenario esta semana de la mayor edición hasta la fecha de Token2049, la conferencia que se ha consolidado como punto de encuentro global para la industria de los activos digitales. Con más de 25.000 asistentes procedentes de 160 países, la cita reflejó tanto la maduración del sector como la intensidad de un ecosistema que combina innovación tecnológica, presión regulatoria y un creciente interés institucional.
Desde primeras horas de la mañana, miles de participantes formaban colas que se extendían varios cientos de metros bajo el calor húmedo de la ciudad-estado.
Dentro, el despliegue era monumental: cinco foros simultáneos, cientos de expositores y un calendario imposible de side events —cenas, cócteles y reuniones privadas— que marcaban el ritmo de las 24 horas. Para muchos, el desafío era intentar estar en todas partes a la vez, entre paneles técnicos, encuentros con inversores y fiestas nocturnas…
Más allá de la espectacularidad logística, lo relevante fue la sensación de institucionalización. Fondos soberanos, bancos globales y gestoras de activos estuvieron presentes, ya no como observadores, sino como actores que están empezando a integrar crypto en su operativa. El discurso dominante giró en torno a la consolidación de Digital Asset Treasuries (DATs), es decir, tesorerías corporativas que incluyen Bitcoin, stablecoins u otros tokens como parte de su balance. Lo que hace apenas unos años era un experimento marginal, hoy se presenta como una opción de gestión de liquidez y diversificación financiera que despierta interés real en juntas directivas y departamentos de riesgo.
El contexto regulatorio también explica este cambio. Varios ponentes subrayaron el giro en Estados Unidos, donde una posición más favorable de la administración ha abierto la puerta a la proliferación de crypto ETFs y a una mayor participación de inversores institucionales tradicionales. “Por primera vez, vemos a wealth managers, hedge funds y fondos de pensiones entrando de manera activa en el mercado”, explicó Hunter Horsley, CEO de Bitwise Asset Management.
En paralelo, la llamada stablecoin Summer vivió su momento de mayor visibilidad. Proyectos como USDC, promovido por Circle, defendieron su papel como infraestructura básica para pagos globales, mientras nuevos actores intentaban posicionarse con propuestas propias. Heath Tarbert, antiguo presidente de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) y hoy presidente de Circle, incidió en la utilidad práctica de las stablecoins: transferencias transfronterizas instantáneas, comparables en sencillez al envío de un correo electrónico.
La agenda de Token2049 también dejó espacio para ponencias más heterodoxas, como la del fundador de BitMEX, Arthur Hayes, o la aparición de Donald Trump Jr., que aprovechó para promocionar su stablecoin USD1. Estas intervenciones, aunque polémicas, reflejan la amplitud de perfiles y narrativas que hoy conviven bajo el paraguas de los activos digitales.
El timing del evento no pudo ser más simbólico: Singapur celebraba el mismo fin de semana su Gran Premio de Fórmula 1, lo que añadió un componente de exclusividad y un calendario paralelo de fiestas privadas, cenas de alto nivel y encuentros informales donde se discutían tanto alianzas estratégicas como inversiones de capital riesgo. La ciudad se convirtió en un hervidero donde confluyeron criptomonedas, finanzas tradicionales y el espectáculo del deporte de motor.
Pero más allá del brillo de Singapur, muchas miradas empiezan a dirigirse hacia el Global South. La narrativa ya no se limita a la batalla regulatoria en Estados Unidos o a la sofisticación de los mercados europeos: en América Latina, África y el sudeste asiático, el uso cotidiano de stablecoins y la adopción de infraestructuras de pagos digitales avanzan con una velocidad que sorprende incluso a los protagonistas de Token2049. Allí, la combinación de inflación, falta de acceso bancario y penetración móvil convierte a los activos digitales en soluciones inmediatas más que en productos especulativos.
La conclusión que deja esta edición es doble: los activos digitales han entrado definitivamente en la agenda institucional y, al mismo tiempo, el crecimiento futuro pasa por mercados donde la necesidad es más apremiante. Desde las tesorerías corporativas de Wall Street hasta las remesas familiares en Lagos o Buenos Aires, la industria se mueve en dos velocidades distintas pero convergentes. Singapur fue la demostración de que el ecosistema ya no gira solo en torno a ciclos de hype, sino que se encamina a redefinir —desde el norte y el sur— las bases de la arquitectura financiera global.