Un reciente informe de ivezz.com revela que, cada año, se estima que entre el 2% y el 5% del PIB mundial se lava, lo que podría traducirse en hasta $5.05 billones para el 2024. Esta cifra invita a una reflexión profunda sobre el verdadero alcance del lavado de dinero a nivel global y el papel que juegan las criptomonedas en estas actividades ilícitas.
A pesar del creciente enfoque en las criptomonedas como herramientas para actividades financieras ilícitas, su participación real en el lavado de dinero global es mínima. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, las cifras anuales de lavado de dinero oscilan entre $2.22 billones y $5.54 billones para el 2024. Sin embargo, informes de Chainalysis indican que solo $23.8 mil millones en criptomonedas fueron lavados en 2022. Esta cantidad representa apenas el 0.47% del límite inferior de la estimación total del lavado de dinero global.
Además, el informe de Chainalysis de 2024 mostró que las actividades ilícitas relacionadas con las criptomonedas disminuyeron de $39.6 mil millones a $24.2 mil millones el año pasado, lo que constituye un total del 0.34% de la actividad en cadena. El dinero lavado a través de entidades sancionadas también se redujo a $14.9 mil millones, una disminución de casi el 50%.
Estas proporciones subrayan que, aunque las criptomonedas facilitan algunas actividades de lavado de dinero, los sistemas financieros tradicionales continúan dominando el panorama. Por ejemplo, en los Estados Unidos, se lavan anualmente alrededor de $300 mil millones, lo que representa una porción mucho más sustancial del PIB del país en comparación con los $23.8 mil millones atribuidos globalmente al lavado de criptomonedas.
El enfoque en las criptomonedas, aunque creciente, refleja un segmento relativamente pequeño de las actividades generales de lavado de dinero. Si bien el aumento del 68% en el lavado relacionado con criptomonedas desde el año anterior destacó su uso creciente, desde entonces ha disminuido y sigue siendo una fracción en comparación con todo el espectro de flujos financieros ilícitos. De manera similar, en el Reino Unido, se lavan más de £100 mil millones anualmente, un contraste marcado con la cifra global del lavado de criptomonedas.
Los sistemas financieros tradicionales aún ven actividades significativas de lavado de dinero. Los datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. y otros estudios específicos de países revelan que los sistemas bancarios y de pagos siguen siendo los principales conductos para fondos ilícitos. Por ejemplo, en Alemania, se lavan aproximadamente €100 mil millones anualmente a través de diversos sectores, incluyendo bienes raíces y concesionarios de arte, sectores con una conciencia relativamente baja sobre las medidas contra el lavado de dinero.
En Rusia, se estima que el dinero oscuro oculto en el extranjero asciende a $1 billón, mostrando la escala de los mecanismos tradicionales de lavado de dinero en comparación con las actividades relativamente minúsculas relacionadas con las criptomonedas. Las cifras anuales de lavado en China se sitúan alrededor de $154 mil millones, lo que ilustra aún más el papel dominante de los sistemas convencionales.
Además, las evaluaciones globales de riesgos de lavado de dinero reflejan desafíos continuos. El Instituto de Gobernanza de Basilea indica una mejora lenta en la mitigación de estos riesgos, enfatizando la necesidad de marcos de supervisión robustos y una mejor persecución de los casos de lavado de dinero.
Por lo tanto, el análisis más reciente de ivezz.com destaca que, si bien el papel de las criptomonedas en el lavado de dinero no puede ser desestimado, su impacto es relativamente menor en el contexto más amplio de los delitos financieros globales. El informe afirma:
“No importa dónde vivas, los delincuentes lavan hasta el 5% del PIB que produces y lo esconden. El lavado de dinero roba de los impuestos que pagas, haciendo que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres.”
Comprender estas fuerzas es crucial para desarrollar estrategias efectivas contra el lavado de dinero que abarquen tanto los sistemas financieros tradicionales como los emergentes, y para evaluar de manera efectiva las narrativas populares relacionadas con los activos digitales.
