En un caso que ha conmocionado a la comunidad de criptomonedas, la Comisión de Valores de Columbia Británica (BCSC) ha declarado culpables a la plataforma canadiense de criptomonedas ezBtc y a su fundador, David Smillie, por apropiarse indebidamente de aproximadamente 13 millones de dólares canadienses (~9,5 millones de dólares estadounidenses) de fondos de clientes. Este veredicto llega después de una larga investigación que reveló que Smillie desvió estos fondos para financiar sus actividades de juego, en lugar de protegerlos como había prometido.
Un refugio de seguridad prometido
ezBtc, lanzada en diciembre de 2016, rápidamente ganó tracción al presentarse como una plataforma de trading de criptomonedas segura y confiable. Afirmaba almacenar más del 99% de los criptoactivos de sus usuarios en «almacenamiento en frío», un método diseñado para mantener los activos digitales seguros de amenazas en línea al desconectarlos de internet. El sitio web de la plataforma también prometía un programa de ahorro único que permitía a los clientes ganar un 9% de comisión anual con pagos diarios, atrayendo aún más a usuarios que buscaban un lugar seguro y rentable para almacenar y hacer crecer sus inversiones digitales.
David Smillie, el único director y fundador de ezBtc, era la cara visible de la plataforma. Se comunicaba directamente con los clientes, asegurándoles la seguridad de sus activos. Smillie enfatizó repetidamente el uso de almacenamiento en frío para proteger los fondos de los clientes, con declaraciones como «He tomado precauciones adicionales para segregar y almacenar en frío tu moneda» y «una de mis principales prioridades siempre ha sido el almacenamiento en frío, almacenamiento en frío, almacenamiento en frío».
El colapso de ezBtc
A pesar de las promesas, la realidad estaba lejos de lo que se aseguraba. Entre diciembre de 2016 y septiembre de 2019, más de 2,300 bitcoins y más de 600 ether fueron depositados por clientes en cuentas de ezBtc. Sin embargo, en septiembre de 2019, la plataforma dejó de funcionar, y para 2022, fue oficialmente disuelta. Muchos clientes se encontraron incapaces de retirar sus fondos, lo que provocó una avalancha de quejas a la BCSC.
La investigación de la BCSC descubrió un patrón alarmante de engaño y mala gestión. Contrariamente a sus afirmaciones, ezBtc no mantenía los activos de los clientes en almacenamiento en frío. En su lugar, Smillie había desviado aproximadamente 13 millones de dólares canadienses de los fondos de los clientes para apoyar sus hábitos de juego. Este esquema fraudulento fue una violación directa de la sección 57(b) de la Ley de Valores, que prohíbe el uso de engaños, falsedades o medios fraudulentos en relación con el trading de valores o derivados.
Las consecuencias
El impacto del colapso de ezBtc ha sido devastador para sus clientes. Muchos de ellos, que confiaron en la plataforma cantidades significativas de dinero, se encontraron incapaces de recuperar sus activos. El costo emocional y financiero ha sido severo. Un cliente, que testificó en la audiencia, compartió cómo había planeado usar sus fondos para pagar procedimientos médicos para un familiar, pero en cambio quedó endeudado. Describió la experiencia como humillante, con su inteligencia siendo cuestionada por aquellos a su alrededor por haber caído víctima del fraude.
Otro cliente, que había contactado a la plataforma en 2017 para abrir una cuenta y vender bitcoins, fue dirigido por un representante de ezBtc a comunicarse directamente con Smillie. Esta participación personal de Smillie solo profundizó el sentido de traición que sintieron las víctimas.
Procedimientos legales y el veredicto
Los procedimientos legales contra Smillie y ezBtc estuvieron marcados por intentos de Smillie de retrasar y complicar el proceso. Solicitó aplazar la audiencia en múltiples ocasiones y trató de que se bifurcara la audiencia, lo que habría separado la cuestión de si las actividades de ezBtc estaban relacionadas con valores o derivados de la cuestión más amplia de la responsabilidad. Estas solicitudes fueron denegadas por la BCSC, que procedió con las audiencias.
Durante las audiencias, la BCSC escuchó a varios testigos, incluidos miembros del personal de la comisión, clientes y un testigo experto. A pesar de tener la oportunidad de presentar su caso, Smillie decidió no asistir a las audiencias, ni en persona ni por videoconferencia, aunque estuvo representado por un abogado.
El fallo de la BCSC en este caso es un momento significativo en la regulación de plataformas de criptomonedas. Sirve como un recordatorio contundente de los riesgos asociados con el mundo en gran parte no regulado de los activos digitales. Si bien el veredicto proporciona un cierto sentido de justicia para las víctimas, las pérdidas financieras que sufrieron pueden no recuperarse completamente.
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